Finde en Maderuelo

Alicia tenía puente en el cole,  así que pedí el día en el trabajo,  para irnos de casa rural a Maderuelo.

Ya estuvimos por allí,  en agosto de 2007, y la zona no nos es desconocida,  pues hemos estado otras veces estando en Duruelo. Sin embargo,  esta vez la idea era tener calma,  ver cosas, pero sin agobios… De este modo,  tendremos excusa para volver.

El viernes salimos hacia allá, sin prisa, sin madrugar, como he dicho, con calma. Llegamos bastante temprano,  pues está realmente cerca de Madrid, a tan sólo hora y media. Hicimos el check-in en la casa rural Maderolum, pequeña,  de cuatro habitaciones,  pero muy espaciosas y completas. Importante,  sin tele,  pero con WiFi.

Fuimos a comer La Posada de los Templarios,  donde se supone que hay menú,  pero no lo anunciaban y la carta es caríííííísima. La novatada,  pero bueno,  de todo se aprende y ya sabemos donde no ir ni recomendar a nadie. Hay otro restaurante/bar,  llamado el Alfoz de Maderuelo, donde se come maravillosamente a un coste razonable y que fue nuestra solución para las cenas. Los pimientos rellenos de carne y el lomo de ciervo con setas son muy recomendables.

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Desde la Posada de los Templarios

Por la tarde,  aprovechamos para ir a Ayllón, donde como de costumbre, aparcamos en el margen del río,  con sus patos y cisnes. Dimos una vuelta por el centro y llegamos a la oficina de turismo. Allí Alicia se encontró con un antiguo profesor del instituto… También es cierto que como el puente tiene un carácter más escolar, yo creo que casi todo el mundo que veíamos tenían algo que ver con el mundo docente.

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Ayllón

El sábado,  tras un desayuno con porras,  tostadas,  zumo y bizcocho,  todo hecho allí en la casa (repito,  todo,  el pan,  las porras,  etc…),  salimos hacia el pie de la presa de Linares, dando un tranquilo paseo. La pena es que más adelante,  había maquinaria pesada,  quizás arreglaban esa zona del río,  en cualquier caso,  decidimos irnos de allí,  rumbo a la Casa de Interpretación del Parque Natural de las Hoces del Río Riaza,  en Montejo de la Vega de la Serrezuela. Nos atendieron más que bien,  incluso nos dejaron el teléfono fijo para poder llamar a los restaurantes de la zona y reservar,  pues sólo determinada operadora tenía cobertura en la zona y,  casualidad, no era la nuestra. Aprovechamos para ver la exposición,  que por un eurillo,  con lo bien que nos han atendido,  que pueda servir para algo.

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Pie de la presa

De allí nos fuimos a una ruta circular,  que nos recomendó,  relativamente corta y sin mucho desnivel,  por el páramo, sin llegar a entrar al cañón,  pero como ya habíamos estado en el pie de presa con sus chopos amarillos entre las paredes donde anida la mayor colonia de buitres,  ya teníamos suficiente. De allí,  comimos en el Lagar de Milagros,  en Milagros.

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Montejo de la Vega de la Serrezuela

Volvimos a Maderuelo a través de una carretera rural realmente mal asfaltada, esquivando baches continuamente… Metí la rueda en uno que pensé que se desarmaba el coche… Pero bueno,  llegamos bien y pasamos por la hermita de Hornuez, donde tendríamos que volver otro día para verla con calma,  aunque esperaremos que para entonces esté mejor la carretera.

Ya en Maderuelo,  pasamos tranquilamente la tarde,  paseando por sus tranquilas calles,  donde como te acostumbras a no oír nada,  hasta el ruido de las pisadas parece atronador. También, con el cambio horario,  al oscurecer muy pronto,  es posible ver de verdad las estrellas,  no como en Madrid que apenas se ve la luna y poco más.

El domingo, con cierto miedo a posibles atascos en las carreteras,  nos vinimos directamente tras desayunar. Así evitamos la depresión post-puente.

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