Vacaciones de verano 2010 (XII a XIV)

Como esta serie de posts sobre las vacaciones parece no tener fin y, como al paso que voy, acabaré contando las próximas vacaciones antes de terminar esta serie, lo voy a abreviar.

La idea principal de ir a Guisando era el invitar a la familia de allí a nuestra boda, o mejor dicho, celebrarlo con ellos. Para ello, en uno de los restaruantes de la zona, reservamos mesa para todos y nos dimos un buen banquete. Alicia y yo nos atrevimos con los chuletones de ávila, que parecían más de dinosauro que otra cosa, al estilo de las chuletas que le ponen a Pedro Picapiedra en el troncomóvil y lo vuelca, de los créditos iniciales.

Chuletón de Ávila

Chuletón de Ávila

Hacía años que no íbamos por allí, en concreto Alicia era la primera vez, así que aproveché para ver un poco la zona, el pueblo de Arenas, la iglesia donde mi tía se casó… apenas me acordaba del lugar.

Al día siguiente (sábado 24), nos retiramos hacia Madrid, para volver con más calma y volver al trabajo sin mucho sobresalto.

Vacaciones de verano 2010 (XI)

Nos despedimos temprano de Porto para volver hacia España, no sin casi tener un pequeño percance con el coche: comerme la barrera del hotel, pues estaba en rampa y no conseguía mover el coche sin que se me fuera… pero bueno, ya lo he practicado en mi rampa del garaje, así que no volverá a ocurrir.

A la vuelta, prácticamente hicimos el mismo camino que de ida, pasando otra vez por Salamanca, donde acabamos comiendo en un chino… Siempre fiel a mi costumbre de probar los diversos restaurantes chinos.

Llegando Ávila nos desviamos hacia el siguiente destino, Guisando, donde los últimos 100 kilómetros dejaron de ser autovía, dando más emoción al viaje. Por cierto, ya os aviso, ahí no encontraréis los famosos toros… éstos están en El Tiemblo.

Aparcamos el coche en Guisando sobre las seis de la tarde, más o menos, así que, aunque estábamos un poco cansados, fuimos a ver las piscinas naturales (de pasada), los campings de la zona donde aprovechamos para tomar algo y, reservar sitio para la comilona de celebración de la boda. Ya sabéis que la boda sólo la celebramos con 18 personas, habiendo muchos familiares que no pudieron ir, por lo que hemos ido poco a poco celebrándola con todos ellos de una forma más tranquila.

Para dormir, otros tíos tienen allí alquilada una casa muy grande, así que nos dejaron acoplarnos. La verdad es que se trata de uno de los mejores sitios para relajarse: por la noche hace fresquito (y no el agobio veraniego de Madrid) y la tranquilidad es absoluta. El poder estar por la noche, viendo las estrellas (lástima de luna llena que no nos dejó ver la vía láctea), sin el sempiterno murmullo de los coches de la ciudad, hace que pasar las noches en el patio sea una especie de terapia anti-stress (que el móvil tampoco tenga cobertura ayuda bastante).

Vacaciones de verano 2010 (X)

Si los otros días vimos las bodegas, puentes, río… hoy tocaba algo más cultural.

Como el bono turístico se nos terminó, fuimos andando hacia la Plaza de Mousinho, para coger el bus hacia la Fundación Serralves. De camino, pasamos por un shopping, que resultó muy cercano al hotel y, ya puestos a sumergirnos en la cultura lusa, por el mercado municipal… en todos los documentales culinarios siempre se pasan por estos sitios, pero nada del otro mundo.

Paseando tranquilamente hacia la parada, pasamos por una tienda Nespresso, así que aprovechamos para entrar y que nos explicaran un poco cómo iba el tema. Además, nos invitaron a un cafetillo y compramos las primeras cápsulas… el precio es el mismo que en España.

Ya en Serralves, nos querían cobrar para ver aquello… supongo que será por las “obras de arte” (por llamarlas de algún modo) pero el carnet de la universidad, que carece de fecha de caducidad, pude entrar por la cara. Alicia, con el de profe también eludió el pago. Sinceramente, menos mal que fue gratis, pues si bien los jardines (de diseño americano, uno de los pocos en Europa así), las “obras de arte” dejan mucho que desear… Desde una columna pisando una llanta de bicicleta, una escalera de piscina clavada en la pared, una bandeja grande llena de agua azul a medo evaporar… si me hacen pagar por eso, les monto un pollo de escándalo. Por cierto, traté de repetir mi proeza de la Tate Moderm en Londres: mirar una salida de emergencia con interés para ver si algún supuesto intelectual también se ponía a mirar, pero no coló (como sí pasó en Londres).

Dentro de la Fundación Serralves

Dentro de la Fundación Serralves

En los jardines de Serralves

En los jardines de Serralves

De allí, se nos hizo medianamente tarde y salimos pitando al centro para ir a comer, así que cogimos un taxi, que por poco más del bus, te deja donde quieres. Una de las veces que estuve en Porto fuimos a cenar en A Tasquinha, así que fuimos allí a comer. El sitio se ve antiguo, que no cutre, en una casa muy pequeña que parece a punto de caerse… pero para comer es excelente. Comida típica de la zona, a un precio más que razonable

Salimos de allí a por el último paseo por el centro de Porto, pasando por la famosa Librería Lello e Irmão, donde estuvimos un buen rato buscando algún libro “misterioso”, pero nada, salimos de allí sin nada salvo con unas fotos para recordar el lugar.

Libreria Lello e Irmao

Libreria Lello e Irmao

Por último, tratamos de encontrar una tienda, donde nos dijeron que había gran selección de Oportos  a buen precio. Al final, creo que dimos con ella, situada en la Rúa de São João Novo. Acabamos comprando tres botellas de Kopke. La tradición dice que se compra la botella cuando tienes un hijo y la abres en su décimo octavo cumpleaños para celebrarlo con él, pero no penséis que tengo tres encargados…

Entre las cápsulas nespresso de esta mañana, las botellas de oporto y la caminata que llevábamos de todo el día, ya se nos hacía largo el volver al hotel a reposar un rato, así que, como no, acabamos ese día cenando de nuevo en la Capa Negra. Yo creo que los camareros ya estaban mosqueados con vernos todos estos días seguidos.

Vacaciones de verano 2010 (IX)

Nuestro hotel estaba justo al frente del Capa Negra, donde además vendían los bonos turísticos, los Yellow Bus.

Cogimos el bus de dos plantas en la Praça de Mousinho de Alburquerque, donde está el Monumento aos Heróis da Guerra Peninsular:

León "sometiendo" un águila...

León "sometiendo" un águila...

Y viajando en el bus:

Al más puro estilo guiri...

Al más puro estilo guiri...

Nos dimos buenas vueltas, pasando de una línea de bus turístico a otra, acabando en Vila Nova de Gaia, al otro lado del Duero

Pasando por uno de los puentes sobre el Duero

Pasando por uno de los puentes sobre el Duero

Allí, en Vila Nova, aprovechamos para comer en una bar al lado del embarcadero donde esperábamos un barco (todo esto entra en el Yellow Bus) que nos daría un paseíto por el río (unos 45 minutos):

Crucerito por el Duero

Crucerito por el Duero

Del crucero, fuimos a ver unas bodegas, las Calem. Esperamos para reunir suficientes españoles para darnos un tour en nuestro idioma. Yo pensaba que el oporto era un vino “normal”, pero no, tiene truco que hace que tenga muchos más grados que el normal: cortan la fermentación con aguardiente. Lo mejor fue la cata del final… ya sabéis que quien escribe está acostumbrado al Jameson, así que lo noté muy flojito, pero Alicia casi le da un síncope. También nos explicaron los tipos de Oporto que hay, las botellas, … y como no, luego a la tienda a ver si compras algo.

Callem

Calem (junto a una cuba de 10.000 litros o más)

Cata de Oporto

Cata de Oporto

Volvimos al bus turístico para continuar con el resto de líneas (hasta Matosinhos) y tramos que nos perdimos para finalmente llegar al hotel y, como por los alrededores no hay nada, repetimos en el Capa Negra II. Eso sí, no fue otra francesinha, sino una sopa de marisco que sirve dentro de un bollo de pan hueco.

Vacaciones de verano 2010 (VIII)

Sonó el despertador para ir tempranos hacia Porto.

Tras desayunar en la Plaza Mayor (el hotel lo cogimos sin desayuno), hicimos el checkout y nos fuimos rumbo a Portugal. Tuvimos un problemilla con el GPS, pues aunque tenía una versión pre-instalada en el móvil, siempre necesita conectarse para comprobar el estado de la licencia y en Holanda ya gasté todo el tráfico permitido por roaming… menos mal que Alicia con su móvil también tiene GPS.

Tratamos de ir (a la hora de la comida) a Mar Shopping de Matosinhos, donde ya he comido alguna otra vez en la cadena H3 de hamburgueserías, pero no sé qué hizo Alicia con su GPS que llegamos como a un poblado de dudosa seguridad… nos dimos media vuelta de inmediato, en dirección a la Casa do Farol, donde está la asociación de empresarios ANJE y la Pousada de Juventude. La idea era comer en el restaurante de la asociación, pues he comido otras veces allí por los trainings y su terraza es espectacular, con la desembocadura del Duero. Esa era la idea, pero estaba cerrado, así que fuimos a un restaurante de todos los gustos (desde spaguettis a Bacalhau a Bras).

De allí, rumbo al hotel a dejar las cosas con el GPS petardeando continuamente, que no cogía cobertura… el caso es que llegamos casi a la primera. Dejamos los bártulos y miramos qué línea de bus nos dejaba mejor.

Nos fuimos al centro a ver un poco la zona, aunque un poco cansados por el viaje, y volvimos andando hacia el hotel:

Cabina telefónica

Cabina telefónica

Pasamos y dimos un paseo por el Palacio de Cristal, donde nos dimos una vuelta:

Jardines del Palacio de Cristal

Jardines del Palacio de Cristal

El Duero desde los Jardines del Palacio de Cristal

El Duero desde los Jardines del Palacio de Cristal

Dentro de los jardines, había una especie de ermita:

Ermita en los Jardines del Palacio de Cristal

Ermita en los Jardines del Palacio de Cristal

Y si miras por el agujero de su cerradura…

Mirando por la cerradura

Mirando por la cerradura

Llegamos bastante cansados al hotel, así que cenamos temprano en Capa Negra:

Capa Negra II

Capa Negra II

Una francesinha (Capa Negra es el mejor sitio en Porto para ello):

Francesinha

Francesinha

Tras esta opípara cena, nos esperaba un día lleno de aventuras, con la tarjeta turística por lo que nos fuimos a dormir nada más salir (el hotel estaba enfrente).

Vacaciones de verano 2010 (VII)

Tras reposar el jueves, habiendo llegado el miércoles noche (con comité de bienvenida incluido de Sara y Kike) y el viernes, el sábado partimos de nuevo: Esta vez el objetivo era Porto, pero pasando por Salamanca.

El viaje empezó de forma accidentada, pues cuando ya teníamos todo el el coche, nos dejamos las llaves de casa por dentro puestas y al cerrar la puerta. Fuimos a casa de mis padres a por unas radiografías y alambres, pero nada, aquello no funcionó y terminamos llamando al casero: el seguro de la casa lo cubre, así que llamamos a la compañía y en un par de horas vino el cerrajero. La verdad es que te quedas con cara de tonto cuando ves que con un simple acetato lo mete, pega tres meneos y abre.

Llegamos a Salamanca más rápido de lo que tenía previsto, dejamos el coche en el parking del hotel y nos fuimos dar una vuelta para comer algo. Acabamos en el Drunken Duck, donde nos atendieron a las mil maravillas. De allí fuimos a conocer el casco histórico, las catedrales, universidad,… era increíble, pero en todas las iglesias había bodas, estando todas petadas haciendo difícil hacer de turista para no molestar.

¿Catedral?

¿Catedral?

Por dentro

Por dentro

Por aquel entonces no tenía un gps logger, así que no puedo mostrar la caminata que nos dimos, pero ya os comento que fue intensa… Merendamos en la calle, donde Alicia compró un trozo de hornazo (algo así como un cocido dentro de un bollo). Yo fui más a lo que conozco: un trozo de empanada que nos lo comimos al lado de la casa de las conchas:

Casa de las Conchas

Casa de las Conchas

De allí continuamos con el paseo hacia el Huerto de Calixto y Melibea

Huerto de Calixto y Melibea

Huerto de Calixto y Melibea

Al final, acabamos en la Plaza Mayor, tomando unas tapitas de cena y vuelta al hotel para voler a coger carretera al día siguiente

Plaza Mayor

Plaza Mayor

Vacaciones de verano 2010 (VI)

Los siguientes tres días (lunes, martes, miércoles) fueron de curso para mi y de compras para Alicia, quien por las tardes se incorporaba al grupo para ir a cenar y pudo conocer en persona a todos mis compañeros.

En mi caso, los trainings comenzaban a las 9:00 y terminábamos sobre las 17:30. De la oficina, donde Alicia se acercaba a última hora tras sus mañanas locas de compras sin control, salíamos a cenar y, como no, a tomar unas copillas.

El mismo lunes, fuimos al Crazy Pianos, repitiendo la cena del día anterior. Por si no lo he comentado, en el Crazy Pianos hay dos pianistas a los que se les pueden hacer peticiones… pues bien, con el rollo de que éramos españoles y ayer la Selección ganó el mundial de fútbol, Alicia se atrevió a pedir “We are the champions” y, ya en plan suicida, “Que viva España” de Manolo Escobar. Todo el mundo nos miraba con muy malos ojos y el pianista se disculpó ante la audiencia, pero su profesionalidad le obligaba a tocar aquello. Por cierto, ese lunes se incorporó al grupo el “trainer” que vino de Canadá y cometió un gran error: decirnos cuál era su habitación, así que pagó la broma del rookie: le pasamos los copazos que nos tomamos en el hotel al llegar de la cena. Uno de nosotros dice que se llama como él y da el nº de su habitación, firmando incluso la factura. Lo mejor es que hasta el gran jefe para Europa le parece bien.

Al día siguiente, casi me toca pagar la comida al jugar a los chinos, o el spoofing como le dicen… en cualquier caso, llevaba varios días escaqueándome de pagar y la racha de suerte no podría continuar indefinidamente: esa cena, a votación popular, me tocaba a mi pagarla. Una vez que Alicia se unió al grupo fuimos hasta el restaurante tailandés ToekToek. Como comenté, la suerte se terminó y me jugó una mala pasada: sólo aceptan tarjetas Maestro, así que imaginad: tras pasar mi colección, y ver que ninguna funcionaba, con el cajero más cercano a varios minutos en coche… me libré de pagar no sin sentirme como un caradura profesional.

Al día siguiente, sí que pagué la comida, pero como en Holanda lo típico son sandwiches, Kroketten (una especie de croquetas largas que parecen “flamenquines” pero rellenos de la típica croqueta), sopas… me salió bastante bien, aunque otra vez bochorno: no llevaba suficiente efectivo, así que me dejaron dinero y luego lo pillé en un cajero para devolverlo. Por cierto, ese día estaba el centro de bote en bote. Al parecer la reina iba a recibir a la selección holandesa de fútbol, toda la gente agolpándose en torno a:

Palacio de la reina

Palacio de la reina (la bandera izada indica su presencia)

Esa misma tarde, nos fuimos en taxi desde la oficina al tren, pues aunque está relativamente cerca, con todos los bártulos y lloviendo no era lo más cómodo. Íbamos un poco apurados de tiempo y, menos mal, hubo retraso, lo que nos permitió dar una vuelta por Schiphol y ver las tiendas. Casi salimos de allí con un eBook a muy buen precio, pero lo que sí conseguí fue una funda Samsonite para mi móvil y así sustuir la que trae de neopreno.

Por cierto, hablé antes de las compras compulsivas de Alicia… Se supone que la maleta, a la ida le sobraban 7 kilos de peso. A la vuelta, pese a cambiar la distribución de la ropa y llevar menos, con las cosas que compró excedimos el peso, pero la chica de EasyJet se portó y sólo nos dijo que no volviésemos a hacerlo.

Ese miércoles, por la noche llegamos a casa a descansar de tanto ajetreo y disfrutar el horrendo calor madrileño… aunque por poco tiempo…

Vacaciones de verano 2010 (V)

Hoy domingo es el día que llegan el resto de compañeros y cuando tenemos que cambiar de hotel, pasando del Golden Tulip al Bilderberg.

Lo que hicimos fue el check out del primero y dejamos las maletas en el otro, pues además llevaba una de los equipos de mi empresa para el curso que tendría de lunes a miércoles y estar todo el día por La Haya cargado no suena divertido.

Vista desde el balcón del Hotel Bilderberg de La Haya

Vista desde el balcón del Hotel Bilderberg de La Haya

Ya sin maletas y en la zona de Scheveningen, comimos en un restaurante un buen schnitzel, volvimos al hotel a dormir la siesta y darnos cuenta que era mucho mejor el otro… Este no tiene aire acondicionado (¿para qué en Holdanda?) y hacía mucho calor en la habitación, pues era un último piso al que daba el sol todo el día.

Ese día era además el día de la final de fútbol, España-Holanda, así que podréis imaginar que el ambiente andaba calentito. Ya en el paseo martímo, coincidimos con un compañero de Alemania y nos fumos a cenar al Crazy Pianos, donde se incorporaron más compañer@s. De ahí, ellos se fueron a ver el partido (pues empezaba ya y a nosotros nos tenían que traer todavía más platos) y la idea era reunirnos con ellos, pero la cosa no fue posible, ya que la pantalla gigante estaba hasta arriba y no había forma de acercarnos. Estuvimos dando una vuelta por el muelle, donde tienen una torre para hacer bungy jumping. Desde allí, veíamos a los holandeses emocionarse inútilmente con el partido…

Muelle en Scheveningen

Muelle en Scheveningen

Como nos aburríamos, nos fuimos al hotel y allí ya estaba el compañero de Francia y luego apareció el de italia. Por cierto, también había un grupo de españoles que al parecer eran del equipo olímpico de vela.

Tras unos buenos copazos, nos fuimos a dormir, que al día siguiente había que estar a tope para el curso.

Vacaciones de verano 2010 (IV)

Tras ver Amsterdam y Utrech, hoy tocó La Haya, pero en profundidad.

Fuimos al centro y entramos a una exposición de Escher, donde además de ver sus obras, había composiciones con ordenador que te ayudaban e enternderlas. Allí además, nos hicimos una foto con una sala trucada donde pareces un gigante y la otra persona pequeña a tu lado:

Alicia y Alberto in het Palais

Alicia y Alberto in het Palais

Tras pasar casi toda la mañana en el museo, fuimos a comer y qué mejor que un arenque crudo que venden en puestos callejeros. En el momento, el quitan la cabeza, las tripas, escamas y espinas, para ponerlo en un típico pan de perrito caliente con cebolla. Pedimos uno a trozos en una bandeja para probarlo y luego ya un par de perritos calientes con arenque en vez de salchicha.

Ya de allí, como nos sobraba un ticket del Amsterdam Pass, fuimos al museo del libro, pero no estaba nada pensado para turistas, así que todo en holandés y apenas extensión (no más de cinco salas). Allí, en la cocina del museo, nos tomamos un café y salimos hacia Madurodam.

Alicia había estado allí de pequeña y no podía irse de Holanda sin volver a verlo. Realmente, podrías ver toda Holdanda en unas horas. Tienen los monumentos más representativos en escala 1:25, por lo que podías ver las casas, los barcos, aviones, casco históricos… en pequeñito. Incluso había alguna maqueta donde echabas monedas y se ponía en marcha. Algunas incluso te hacían un reglao, como la fábrica de zuecos (unos zuequitos de llavero) y la fábrica de Mars (una chocolatina).

Exterior de Madurodam

Exterior de Madurodam

Dentro de Madurodam

Dentro de Madurodam

Como por la noche hay un espectáculo de luz, fuimos muy, pero que muy despacio, aunque terminamos viendo todo demasiado pronto. Aprovechamos para cenar allí, en el restaurante que tienen dentro a un precio muy razonable (podrían aprender de allí algunas atracciones en España que te obligan a comer dentro…). Una vez cenados y haciendo todavía más tiempo en la cafetería, anuncian por megafonía que debido a la tormenta que se avecina, ese día se cancela el expectáculo, así que nos fuimos de allí (eso sí, nos dieron un ticket para entar al día siguiente).

De todos los días que estuvimos, ese fue el único que nos llovió… y a lo bestia además. ¡Menuda tromba de agua!, con rayos incluidos. Fuimos corriendo hacia un autobús, como dos pollitos desvalidos y el conductos nos indicó muy bien cuál era el mejor recorrido para llegar secos al hotel.

Vacaciones de verano 2010 (III)

Hoy estuvimos en Utrech. Quizás lo más bonito con diferencia que vimos en Holanda después de La Haya, pues Amsterdam no nos entusiasmó especialmente.

El viaje en tren es largo y pudimos ver cómo multan los revisores a una señora que se coló. Una vez allí, parece que has viajado en el tiempo y has aparecido en un pueblo medieval, pues a poco que te mueves de la Estación Central ya estás en pleno casco histórico que está extremadamente bien conservado.

En Utrech

En Utrech

La primera parada fue la Catedral de San Martin, donde estaba un coro ensayando, así que, concierto en directo gratuito. De ahí, por la calle escuchando el carillón de la torre Dom, el cual dura un rato largo y no sólo toca música “antigua”, sino también cosillas adaptadas modernas.

De ahí, al museo de música automática, donde había desde carillones, relojes musicales y auténticas orquestas metidas dentro de una caja (alguna como una caravana de grande). La verdad es que fue impresionante, pues las piezas no sólo se muestran, sino que se ponen en funcionamiento y las escuchas. Incluso alguna tenía programada músca actual, como la de “We are the champions”…

Para comer, otra vez un sandwich y a seguir por allí, viendo los canales, la universidad, un convento y la casa de un famoso dibujo de un conejo llamado Nijntje, que parece muy popular por la zona.

Tras perdernos por el centro histórico, volvimos a la estación para regresar a La Haya. Entre el calor que hacía y lo que estuvimos andando, nos quedamos fritos en el tren de vuelta. Ya en La Haya, fuimos a la playa, cogiendo el metro desde la estación al Palace Promenade, en la zona de Scheveningen, donde está el Holland Casino, los famosos cines Pathé. Nos dimos una vuelta por la zona, enseñé a Alicia el “Crazy Pianos” y acabamos en un italiano muy cercano en el que cené con los compañeros hace tiempo. Lo mejor fue al final de la cena, donde nos hicieron trucos de magia en vivo en nuestra mesa. No sé cómo lo hizo, pero el mago me metió una moneda en la correa del reloj sin enterarme. Por si a alguien le interesa, el mago es Alex Conradi, que parece estudio en la escuela de magia de Madrid, con Tamariz, Jorge Blas, …

En la zona de Scheveningen

En la zona de Scheveningen

Nos hicimo el paseo marítimo andando, para ver la diferencia entre una zona y otra, pues la parte del Palacio Promenade se ve, con difernecia, “mejor” que la parte donde está el faro… empiezas a ver gente “rara”, con coches tuneados y aspecto macarra. De allí, cogimos el Tram y de vuelta al hotel.

Por cierto, la lado del hotel, está el Museon, donde por fuera muestra algún elemento de su exposición. No me pude resistir a la siguiente foto:

El hombre con la BOYA más grande del mundo

El hombre con la BOYA más grande del mundo