Vacaciones de verano 2010 (IV)

Tras ver Amsterdam y Utrech, hoy tocó La Haya, pero en profundidad.

Fuimos al centro y entramos a una exposición de Escher, donde además de ver sus obras, había composiciones con ordenador que te ayudaban e enternderlas. Allí además, nos hicimos una foto con una sala trucada donde pareces un gigante y la otra persona pequeña a tu lado:

Alicia y Alberto in het Palais

Alicia y Alberto in het Palais

Tras pasar casi toda la mañana en el museo, fuimos a comer y qué mejor que un arenque crudo que venden en puestos callejeros. En el momento, el quitan la cabeza, las tripas, escamas y espinas, para ponerlo en un típico pan de perrito caliente con cebolla. Pedimos uno a trozos en una bandeja para probarlo y luego ya un par de perritos calientes con arenque en vez de salchicha.

Ya de allí, como nos sobraba un ticket del Amsterdam Pass, fuimos al museo del libro, pero no estaba nada pensado para turistas, así que todo en holandés y apenas extensión (no más de cinco salas). Allí, en la cocina del museo, nos tomamos un café y salimos hacia Madurodam.

Alicia había estado allí de pequeña y no podía irse de Holanda sin volver a verlo. Realmente, podrías ver toda Holdanda en unas horas. Tienen los monumentos más representativos en escala 1:25, por lo que podías ver las casas, los barcos, aviones, casco históricos… en pequeñito. Incluso había alguna maqueta donde echabas monedas y se ponía en marcha. Algunas incluso te hacían un reglao, como la fábrica de zuecos (unos zuequitos de llavero) y la fábrica de Mars (una chocolatina).

Exterior de Madurodam

Exterior de Madurodam

Dentro de Madurodam

Dentro de Madurodam

Como por la noche hay un espectáculo de luz, fuimos muy, pero que muy despacio, aunque terminamos viendo todo demasiado pronto. Aprovechamos para cenar allí, en el restaurante que tienen dentro a un precio muy razonable (podrían aprender de allí algunas atracciones en España que te obligan a comer dentro…). Una vez cenados y haciendo todavía más tiempo en la cafetería, anuncian por megafonía que debido a la tormenta que se avecina, ese día se cancela el expectáculo, así que nos fuimos de allí (eso sí, nos dieron un ticket para entar al día siguiente).

De todos los días que estuvimos, ese fue el único que nos llovió… y a lo bestia además. ¡Menuda tromba de agua!, con rayos incluidos. Fuimos corriendo hacia un autobús, como dos pollitos desvalidos y el conductos nos indicó muy bien cuál era el mejor recorrido para llegar secos al hotel.