Vacaciones de verano 2010 (IX)

Nuestro hotel estaba justo al frente del Capa Negra, donde además vendían los bonos turísticos, los Yellow Bus.

Cogimos el bus de dos plantas en la Praça de Mousinho de Alburquerque, donde está el Monumento aos Heróis da Guerra Peninsular:

León "sometiendo" un águila...

León "sometiendo" un águila...

Y viajando en el bus:

Al más puro estilo guiri...

Al más puro estilo guiri...

Nos dimos buenas vueltas, pasando de una línea de bus turístico a otra, acabando en Vila Nova de Gaia, al otro lado del Duero

Pasando por uno de los puentes sobre el Duero

Pasando por uno de los puentes sobre el Duero

Allí, en Vila Nova, aprovechamos para comer en una bar al lado del embarcadero donde esperábamos un barco (todo esto entra en el Yellow Bus) que nos daría un paseíto por el río (unos 45 minutos):

Crucerito por el Duero

Crucerito por el Duero

Del crucero, fuimos a ver unas bodegas, las Calem. Esperamos para reunir suficientes españoles para darnos un tour en nuestro idioma. Yo pensaba que el oporto era un vino “normal”, pero no, tiene truco que hace que tenga muchos más grados que el normal: cortan la fermentación con aguardiente. Lo mejor fue la cata del final… ya sabéis que quien escribe está acostumbrado al Jameson, así que lo noté muy flojito, pero Alicia casi le da un síncope. También nos explicaron los tipos de Oporto que hay, las botellas, … y como no, luego a la tienda a ver si compras algo.

Callem

Calem (junto a una cuba de 10.000 litros o más)

Cata de Oporto

Cata de Oporto

Volvimos al bus turístico para continuar con el resto de líneas (hasta Matosinhos) y tramos que nos perdimos para finalmente llegar al hotel y, como por los alrededores no hay nada, repetimos en el Capa Negra II. Eso sí, no fue otra francesinha, sino una sopa de marisco que sirve dentro de un bollo de pan hueco.

Desde Abejar (II)

Hoy, como es sábado, y suele estar todo petado, hemos ido a Soria… puestos a ver gente, vayamos donde siempre la hay.

El el hotel, nos han dado una indicaciones de qué ver, así como un pequeño mapa, por lo que todo lo que habíamos preparado de la wikipedia (un montón de papeles que Alicia había estado imprimiendo) y otras webs de turimos no nos hizo mucha falta.

Empezamos la visita a Soria por el monasterio de San Juan de Duero, donde se puede ver los arcos de un claustro ya en ruinas, perteneciente a la orden de los Hospitalarios.

Luego fuimos a la ermita de San Saturio, construída en plena roca a las orillas del Duero. Es como una cueva, con sus habitaciones, escaleras para ir a otra planta…

De vuelta al centro, intentamos ir al Parador, pero entre la señalización y que el TomTom no lo tengo actualizado, la cosa se nos hizo imposible. Hubo incluso un momento, en la Soria profunda a donde nos llevó el invento del infierno, que pensé que el coche volcaba al girar en un calle con gran pendiente.

Al fina, dejamos el coche en un parking, mucho mejor que en cualquier sitio por ahí, así que, ya andando empezamos a recorrer el casco histórico.

Comenzamos por la Iglesia de San Juan de Rabanera, pero estaba cerrada, aunque a última hora, antes de irnos de Soria, la vimos abierta, con un guía de los más peculiar, pues se enfadó por no estar atendiéndole… y que luego nos cobre.

Continuamos con la Alameda de Cervantes, un parque como cualquier otro, aunque con ermita incorporada. Frente a éste tenemos el Museo Numantino, al que pudimos entrar gratis por ser sábado.

Para comer, como estamos en modo “costra”, buscamos un chino, pero al preguntar a una señora mayor dónde podría haber uno, no dejaba de hablar, y como encima le caía de paso… menos mal que con la excusa de un semáforo en verde, nos pudimos deshacer de ella.

Continuamos con la Iglesia de Santo Domingo, donde vimos unas monjas en el altar rezando… no sé si estaban dormidas o eran maniquíes, porque no se movían nada de nada.

Tras ver algún que otro monumento y la Plaza Mayor, decidimos irnos, no sin antes explorar un poco, siguiendo cualquier señal de sitio de interés turístico.

Así, pansando Abejar, nos dirigimos a Molinos del Duero, buscando la Playa de Pita, en el Pantano de la Cuerda del Corzo. La orilla es de arena fina y el agua cristalina, aunque muuuuy fría.

Tras pasar por Molinos y ver unos lugareños cortando leña para el invierno, nos volvimos al Hotel para terminar el día.

Ahora toca un poco de jacuzzi, que ya nos han explicado cómo darle a las burbujillas.