Tras la graduación

La idea era ir de baretos hasta las mil, lo que no me llama la atención, pero al final, nos quedamos cuatro gatos (es lo que tiene que haya partido esa misma tarde).

Fuimos a Cuadernillos, un centro de ocio de Alcalá. Tomando una cervecita (o un refresquito), comentábamos las anécdotas de la carrera, cuando de repente, se giran un par de señores mayores de la mesa contigua. Nos dicen que si queremos ver el fútbol… yo pensaba que nos iban a amonestar por no dejarles oír los comentarios, pero no, nos dieron unas entradas para ir al cine y verlo a lo grande.

Al llegar al cine, unas azafatas nos dan un pendrive de pulsera de goma (como esas pulseras reivindicativas) y nos llevan a la sala. Allí, la gente con banderas, bocinas, gritando… y la pantalla de cientos de pulgadas para vivir el fútbol con los cinco sentidos: