Nuevo miembro en la familia

Alicia llevaba tiempo queriendo tener un “bicho”. Como los perros no me gustan, está claro que tenía que ser un gato.

Una alumna, le contó que había tenido gatitos y se suponía nos iba a traer uno, pero como estaban asilvestrados, al final escaparon y no pudo ser. Alicia, como ya estaba animada, buscó en el segunda mano y encontró una señora que los regalaba (lo típico, si tienes gatos de raza los puedes vender, pero gatos “normales”, es complicado, así que o los regalas o…). Fuimos a su casa y ya sólo le quedaba una gatita, recién destetada que nos llevamos envuelta en una toalla.

Al día siguiente, la llevamos al veterinario, donde sus 400 gramos apenas opusieron resistencia al tratamiento de desparasitación y demás chequeos. Desde entonces, se ha ido integrando, ya no hace pis (¡¡NI CACA!!) donde no debe (en la cama nos ha hecho un par de gracias) y ahora, tras mes y medio, ya se empieza comportar.

Duerme con nosotros, por decir algo, pues si no le das cancha por la tarde, por la noche no para y no deja dormir a nadie. Le gusta meterse en medio, entre Alicia y yo, aunque ya se da cuenta que tiene que estar por fuera del edredón, donde tiene menos posibilidades de ser aplastada al darnos una vuelta durmiendo. No creáis que se aparta, si ves que te echas encima, empieza a maullar pero nada de moverse, no sea que pierda la “posturita”.

Yo creo que como la familia que la crió la tocaba mucho, ha crecido así desde pequeñita y es muy sociable, siempre tiene que estar donde estamos nosotros y busca que le hagas caso. Por las noches, cuando se “activa”, sólo quiere jugar a peleas, mordiendo las manos o bien persiguiendo sus ratones de juguete:

Ayer, la llevamos al veterinario, a por su segunda vacuna y por la tarde/noche le hizo reacción. Se puso toda hinchada y con fiebre, quejándose cada vez que la tocabas… la llevamos a dormir pero hoy ya está danzando de un lado para otro, atacándome las manos mientras escribo esto, pues ve los dedos moverse y eso le llama mucho la atención.