Vacaciones de verano 2010 (V)

Hoy domingo es el día que llegan el resto de compañeros y cuando tenemos que cambiar de hotel, pasando del Golden Tulip al Bilderberg.

Lo que hicimos fue el check out del primero y dejamos las maletas en el otro, pues además llevaba una de los equipos de mi empresa para el curso que tendría de lunes a miércoles y estar todo el día por La Haya cargado no suena divertido.

Vista desde el balcón del Hotel Bilderberg de La Haya

Vista desde el balcón del Hotel Bilderberg de La Haya

Ya sin maletas y en la zona de Scheveningen, comimos en un restaurante un buen schnitzel, volvimos al hotel a dormir la siesta y darnos cuenta que era mucho mejor el otro… Este no tiene aire acondicionado (¿para qué en Holdanda?) y hacía mucho calor en la habitación, pues era un último piso al que daba el sol todo el día.

Ese día era además el día de la final de fútbol, España-Holanda, así que podréis imaginar que el ambiente andaba calentito. Ya en el paseo martímo, coincidimos con un compañero de Alemania y nos fumos a cenar al Crazy Pianos, donde se incorporaron más compañer@s. De ahí, ellos se fueron a ver el partido (pues empezaba ya y a nosotros nos tenían que traer todavía más platos) y la idea era reunirnos con ellos, pero la cosa no fue posible, ya que la pantalla gigante estaba hasta arriba y no había forma de acercarnos. Estuvimos dando una vuelta por el muelle, donde tienen una torre para hacer bungy jumping. Desde allí, veíamos a los holandeses emocionarse inútilmente con el partido…

Muelle en Scheveningen

Muelle en Scheveningen

Como nos aburríamos, nos fuimos al hotel y allí ya estaba el compañero de Francia y luego apareció el de italia. Por cierto, también había un grupo de españoles que al parecer eran del equipo olímpico de vela.

Tras unos buenos copazos, nos fuimos a dormir, que al día siguiente había que estar a tope para el curso.

Tras la graduación

La idea era ir de baretos hasta las mil, lo que no me llama la atención, pero al final, nos quedamos cuatro gatos (es lo que tiene que haya partido esa misma tarde).

Fuimos a Cuadernillos, un centro de ocio de Alcalá. Tomando una cervecita (o un refresquito), comentábamos las anécdotas de la carrera, cuando de repente, se giran un par de señores mayores de la mesa contigua. Nos dicen que si queremos ver el fútbol… yo pensaba que nos iban a amonestar por no dejarles oír los comentarios, pero no, nos dieron unas entradas para ir al cine y verlo a lo grande.

Al llegar al cine, unas azafatas nos dan un pendrive de pulsera de goma (como esas pulseras reivindicativas) y nos llevan a la sala. Allí, la gente con banderas, bocinas, gritando… y la pantalla de cientos de pulgadas para vivir el fútbol con los cinco sentidos: