Navidad en París

La semana pasada no escribí nada, pues debido a retrasos en los vuelos, llegué el domingo a casa muy muy tarde.

La semana comenzó con un training, creo que hemos batido record con los asistentes y más si tenemos en cuenta las fechas que son y todo el mundo está como loco cerrando proyectos.

Lo mejor llegó el viernes, donde tenía un vuelo a las 7:30 para ir a París, a una reunión de la zona. Como siempre parece que tienen que surgir problemas, es la semana en la que ha nevado en España y, si aquí nieva, en Francia más… El mismo lunes el compañero de Holanda confirmó que allí era todo un caos: sin tranvías, trenes… al menos veo que los problemas no sólo los tenemos nosotros (aunque allí la nevada fue mucho más copiosa). El caso es que el aeropuerto Charles de Gaulle estaba impracticable y nuestro vuelo se retrasó unas dos horas, con lo que ello implica, pues es el mismo avió el que va y viene, así que al final del día, el retraso debió ser terrible.

Finalmente llegamos a la terminal 1, que se ve antigua y el diseño es bastante raro, pues hay momentos donde no puedes ya retroceder. El caso es que pude ver los Airbus A-380 de Air France. Del aeropuerto, tomamos un pequeño tren automático, estilo T-4 de Madrid, que nos llevó a la estación de tren, nada que ver con Schiphol, pues esta sólo tiene cuatro vías… Otro problema es que había huelga, en principio de metro, pero parece que también afecta a los trenes normales, pues teníamos que haber cogido el de las 12:05 a París y no llegó hasta veinte minutos más tarde. Nos bajamos en Gare du Nord,  donde una compañera estaba esperando un taxi para ir todos juntos a la reunión. Por cierto, el precio del taxi no me pareció más caro que el de Madrid.

El hotel, por el que pasamos antes de la reunión, está en La Défense, el centro de negocios de París. Dejamos las maletas y nos dirigimos andando hacia el Grande Arche, donde tenemos la oficina para la reunión. Por cierto, ¡qué frío que hacía!, todo nevado y yo de traje…

Grande Arche en La Défense

Grande Arche en La Défense

Por cierto, desde el Grande Arche, se ve el Arco del Triunfo:

Archo del Triunfo desde Grande Arche (allí al fondo)

Archo del Triunfo desde Grande Arche (allí al fondo)

Se suponía que teníamos que haber empezado a las 14:00, pero justo a esa hora llegamos a la oficina sin comer. Lo bueno es que como había un mercadillo navideño justo delante, comimos en una especie de alemán donde festejaban el Oktober Fest…





Tras la comida, la reunión, que duró más de lo previsto, pero no fue mal. De allí nos fuimos a un hotel cercano, el Renaissance. Estaba un poco preocupado, pues Alicia se unía a nosotros por la tarde al salir del cole, pero con los retrasos y demás… miedo me daba que no llegara. Al final, justo para la cena consiguió llegar, la fui a recoger al Gran Arco y comenzamos la excelente cena, con Foie, un Côte de Boeuf y una Crème Brûlée excelente todo.

Una vez finalizado, la verdad es que pensaba que eran más de las doce, pues cerramos nosotros el restaurante, pero no, resultó que sólo eran las 22:30 y nuestro jefe se ofreció a darnos un tour nocturno por la ciudad: Campos Elíseos, Saint Germain, Louvre, la Ópera…

Al día siguiente, dejamos el Novotel La Défense, y nos fuimos hacia el centro, al hotel Eiffel Rive Gauche, más cercano a los sitios turísticos. Cogimos el metro y pillamos un pase por un día. Primero nos bajamos en La Concorde y de allí, aprovechamos para desayunar un crepé en los Campos Elíseos (el hotel no tenía desayuno) y llegamos a Los Inválidos, a golpe de GPS por fin llegamos al hotel donde nos dejaron hacer el check-in antes de tiempo y dejar las cosas. De allí fuimos a la Torre Eiffel, que es mucho más grande de lo que pensaba, aunque en París todo es grande: cualquier palacio, cualquier parque es ENORME en comparación con Madrid… allí no escatimaron en nada.

Debido al frío que hacía, no era viable seguir andando por la zona, así que nos montamos en una batea de las que circula por el Sena (y encima usando el carné de estudiante…). Dimos toda la vuelta y nos bajamos al lado de Notre-Dame. La verdad es que la esperaba más grande… Quizás en España estamos acostumbrados a catedrales “grande” (Burgos, Toledo, León, …) y no me pareció gran cosa. De allí nos fuimos a Sacré Coeur, en Montmartre. La zona es “rara” (por decirlo finamente), pues había ¿traficantes? en la estación (gente que daba dinero y recibía una ¿papelina? a cambio, vendiendo tabaco, muchas tiendas con móviles a 25 euros… en cualquier caso, la basílica del Sagrado Corazón mereció la pena, con unas excelentes vistas de París y muy bien conservada.

De allí, volvimos a los Campos Elíseos y vimos el mercadillo, además, al lado está el Museo de los Descubrimientos (una especie de museo de ciencia), así que entramos, donde pudimos ver experimentos en vivo con oxígeno líquido y otros productos químicos… incluso entramos en un taller de matemáticas donde tenían juegos de teoría de grafos (ya no recuerdo mucho de todo aquello que estudié). Con el cierre del museo, nos volvimos hacia École Militaire, viendo de nuevo la torre Eiffel, pero ya de noche, con el faro que tiene arriba. Cenamos en un chino cercano al hotel y nos fuimos a descansar, aunque pasando por una pastelería típica antes de llegar a la habitación, donde aprovechamos la WiFi incluida en la habitación para ver qué ver al día siguiente.

Madrugamos un poco (nos habíamos dormido muy temprano) y nos dirigimos al Museo del Louvre cargados con todo, pero sin problema, pues hay taquillas gratis. Allí no coló que éramos estudiantes, pues también piden la edad… En cualquier caso, el museo es enorme y acabamos muy hartos de ver cosas. Hay obras de Leonardo da Vinci, incluso la Mona Lisa, que no está en la sala que indica el famoso  libro de Dan Brown… De ahí seguimos con artistas españoles, africanos (muy divertido) y holandeses, pero tanto arte, al final llega a ser aburrido, por lo que la parte de Egipto (después del British Museum), Persa (otra vez el British…) ya nos daba casi igual… Estuvimos en el museo cerca de 6 horas. Salimos a comer en el centro comercial que tiene (sí, dentro del museo hay un centro comercial), pero un menú “normal” eran 18 euros y estaba todo hasta arriba de gente, así que, recogimos nuestras cosas y nos fuimos hacia Ópera para ver las Galerías LaFayette, donde sale el autobús directo al aeropuerto, no sin antes tomar algo en una pizzería a muy buen precio, pero como ya sabía, en Francia donde te clavan es en la bebida… ¡6 euros por una botella!.

Nos fuimos hacia el aeropuerto bastante temprano, sobre las 18:00, cuando el vuelo era a las 21:30, pues sólo queríamos estar tranquilos sentados en algún sitio caliente. Lo mejor fue que al llegar, el vuelo se había retrasado, así que no salimos de allí hasta 00:30, llegando a casa el domingo a las 3:00… un poco más y vamos a trabajar de empalme.

Bueno, el resto de la semana ha sido muy corto, con Nochebuena y Navidad. Por cierto, este año, no he comprado lotería, así que como en años anteriores, no me ha tocado y me he ahorrado el boleto. Por cierto, más adelante hablaré de los regalos… 🙂

De Barcelona a Lisboa y luego al hospital

Esta semana ha comenzado muy temprano. A las 3:30 sonaba el despertador un lunes para ir al aeropuerto y pillar el primer vuelo a Barcelona. Una vez allí, todo el día de reuniones, hasta llegar al hotel y descansar un poco. Aprovechando para cenar con un “compañero” (no trabaja en mi misma empresa, pero colaboramos mano a mano) de trabajo. Por cierto, sí, comí en un chino, para variar.

Al día siguiente, seguimos en Barcelona, pero con un training de la nueva versión del producto. El training bien: esta vez nadie hizo preguntas “surrealistas” (como “… ¿se pueden bloquear canales de TDT con un firewall?…”). La única pega es que tuve que salir pitando de allí por la tarde, pues el último avión hacia Lisboa salía demasiado temprano. Por cierto, con la fusión de Vueling y ClickAir, Iberia mete a pasajeros en Vueling y no se les cae la cara de vergüenza. Yo prefiero Vueling, pues Iberia te trata igual o peor y encima vale con diferencia mucho más.

Ya en Lisboa, el hotel que suelo coger estaba ocupado, pero encontré otro relativamente cercano y que según booking estaba bien. Al llegar, para empezar había bares con mucho neón, de esos que están cerrados y hay que llamar (no sé si me explico). El caso es que era un casa vieja, típica de la zona, aunque la puerta de cristal era muy moderna. Llego a recepción y mientras estoy pagando, veo que hay una puerta que pone “WC” y me entran los mil males: ¿No hay baño en la habitación?, ¿es compartido?.

Pues bien, con los ojos como platos pensando en dónde me he metido, me enseñan la habitación, que da a la pequeña recepción y sólo veo una puerta de armario y otra con cerradura sin pomo. Una vez me dejan ahí, abro el armario y sólo hay perchas, así que me acerco a la otra y resulta ser corredera y lo que parecía una cerradura no lo es, así que no hay problema, sí tengo baño en la habitación. El hotel se llamaba Hotel Inn Fashion Lisboa.

Para cenar, esta vez solo y ya tarde fui a donde seguro que hay algo que me gusta: un Telepizza. Lo curioso es que todos los que estábamos allí éramos españoles. Justo debajo, hay un restaurante de francesinhas que habría recomendado al resto, pues imagino deben estar buenas, pero como el queso y embutidos no son lo mío, prefiero no probarlas.

Al día siguiente training. Sin problemas, con gente certificándose, todo a tiempo, así que muy bien, salgo contento hacia el aeropuerto a esperar por el vuelo de vuelta a casa.

El jueves, aunque lo tenía libre, mientras no fuera al hospital, podía hacer alguna cosilla, así que aproveché para llamar a unos clientes, ir a una conference con los compañeros y a llevar a mi padre al hospital, en Arturo Soria. Allí, mientras esperábamos, pues se retrasó bastante, propuse ir al museo africano “Mundo Negro”, que estaba justo al lado, pero a nadie le interesó la idea.

Tras más de dos horas de retraso, comenzó la intervención, fuimos a tomar un café y esperar. Lo gracioso de todo es que nos llaman para decir que no tienen fajas (era una operación de hernia abdominal) y que tenemos que comprar una, en el Arturo Soria Plaza, a precio de oro.

Terminada con éxito la intervención volvemos a casa, pasando el viernes como cualquier otro, con la diferencia de ir a la clínica a recoger a mis padres a última hora de la tarde, tras ser dado de alta.

Por cierto, el sábado fuimos a cenar al Vips con unos amigos y tienen menú para celiacos, pero la verdad es que tiene muy poca variedad.