Sonó el despertador para ir tempranos hacia Porto.
Tras desayunar en la Plaza Mayor (el hotel lo cogimos sin desayuno), hicimos el checkout y nos fuimos rumbo a Portugal. Tuvimos un problemilla con el GPS, pues aunque tenía una versión pre-instalada en el móvil, siempre necesita conectarse para comprobar el estado de la licencia y en Holanda ya gasté todo el tráfico permitido por roaming… menos mal que Alicia con su móvil también tiene GPS.
Tratamos de ir (a la hora de la comida) a Mar Shopping de Matosinhos, donde ya he comido alguna otra vez en la cadena H3 de hamburgueserías, pero no sé qué hizo Alicia con su GPS que llegamos como a un poblado de dudosa seguridad… nos dimos media vuelta de inmediato, en dirección a la Casa do Farol, donde está la asociación de empresarios ANJE y la Pousada de Juventude. La idea era comer en el restaurante de la asociación, pues he comido otras veces allí por los trainings y su terraza es espectacular, con la desembocadura del Duero. Esa era la idea, pero estaba cerrado, así que fuimos a un restaurante de todos los gustos (desde spaguettis a Bacalhau a Bras).
De allí, rumbo al hotel a dejar las cosas con el GPS petardeando continuamente, que no cogía cobertura… el caso es que llegamos casi a la primera. Dejamos los bártulos y miramos qué línea de bus nos dejaba mejor.
Nos fuimos al centro a ver un poco la zona, aunque un poco cansados por el viaje, y volvimos andando hacia el hotel:
Pasamos y dimos un paseo por el Palacio de Cristal, donde nos dimos una vuelta:
Dentro de los jardines, había una especie de ermita:
Y si miras por el agujero de su cerradura…
Llegamos bastante cansados al hotel, así que cenamos temprano en Capa Negra:
Una francesinha (Capa Negra es el mejor sitio en Porto para ello):
Tras esta opípara cena, nos esperaba un día lleno de aventuras, con la tarjeta turística por lo que nos fuimos a dormir nada más salir (el hotel estaba enfrente).