Sábado sabadete…, ¡otra vez en BCN! (I)

Como ya comenté, tuvimos que volver el sábado a Barcelona. Es lo que tiene hacer tan bien los números, que la gente pide bises.

Como la actuación comenzaba el sábado a las 8 A.M, era imposible salir ese mismo día, así que, volamos el viernes para hacer noche.

En la T4, nos encontramos con el presentador del tomate, a quien no le deben pagar la clase business, por lo que voló un par de filas detrás de nosotros. Es un problema, porque todo el vuelo lo pasé sin poder decir “… toma que toma, que toma toma que toma, que toma tá…”.

Para evitar esperar toda la cola que se organiza al entrar al avión, nos esperamos en los asientos del aeropuerto hasta que vimos que el finger se vaciaba. Al llegar a nuestros asientos, como todo el mundo había llenado los maleteros, no sabíamos dónde dejar las mochilas y los portátiles, así que, pulsé el botón de llamar a la tripulación. Como no venían, pulsé repetidas veces, lo que ocasionó que viniesen corriendo preguntado quién se moría… no se lo tomaron nada bien. Mi mochila acabó detrás de unos asientos.

Al llegar a Barcelona, el taxista nos dio mil vueltas hasta llegar al hotel. No está muy bien indicado y como no te metieses por la vía de servicio con mucha antelación, ya no había forma de entrar. Al final, llegamos a nuestro destino y el taxista, viendo las vueltas que nos dio, nos descontó casi la mitad de la carrera.

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