De puente y en La Haya

Esta semana ha sido especialmente corta y divertida. Tras el puente que ya comenté en el post anterior, el miércoles por la tarde (sí, sólo currando por la mañana) fui hacia La Haya, para un training interno.

El vuelo fue con EasyJet y, si otras veces no he tenido quejas, esta vez ha sido muy malo, pues salió con 40 minutos de retraso.

Vuelo a Den Haag con EasyJet

Vuelo a Den Haag con EasyJet

Se suponía que al llegar a Schiphol, esperaría a mi compañero de Italia, pues él llegaba 20 minutos después que yo, pero fue más bien al revés… me estuvo esperando él, pero con el retraso de salida y un aterrizaje fallido, llegué una hora tarde de lo previsto y él se fue, así que cogí el tren hacia Den Haag solo. Al llegar a la estación, como ya conozco el hotel, el Golden Tulip Bel Air, y sabía que no hay restaurantes cerca, aproveché para cenar en el Burger King de allí. A la salida, esperaba encontrar un taxi, pero ¡sorprendentemente no había ninguno!. Un poco asustado, vi una parada de tranvía justo al lado y gracias al programa Metro que siempre llevo en el móvil y que recordaba de la primera vez que estuve por allí la parada del Museon, así que  resultó que la línea es directa, la 17, sin transbordos. Además, los tranvías tienen un monitor para que veas las paradas y sepas cuándo tienes que solicitar parada.

Al día siguiente, me reconoció en el ascensor un cliente de Bélgica con el que había estado ya en un training anterior y pudimos ir en su coche, pues hacía un día realmente malo, con mucho frío, viento y lluvia… Para comer, como de costumbre, un bocadillo y una sopa típica, pero como siempre, lo mejor viene a la cena.

Esa noche, tras una parada en un cubano donde cayó un mojito, fuimos al “Pastis“, un restaurante francés muy interesante.

Pastis

Pastis

Allí cené una sopa de cebolla (pero sin queso en mi caso) y un steak tartare… sólo algunos de los europeos nos atrevimos con la carne “cruda”. De postre, nada mejor que una Crème Brûlée. Con el vinito francés y los whiskeys (Jameson, por supuesto), alguno acabó cantando a lo Frank Sinatra… De ahí, salimos a un bar justo al lado (nos prometieron que era un Coffee Shop, pero no era así), donde insistieron en hacerme beber una cerveza supuestamente belga. Al final el vaso entró, pero no sin sufrimiento… no soporto ni el olor ni el sabor, en serio, sabe fatal (pero no esa, toda cerveza). De allí a otro bar… está claro que tanto beber tiene que pasar factura (son tres urinarios que por el día son como una tapa de alcantarilla, pero que por la noche emerge hacia arriba):

WC Público

WC Público

Al día siguiente, el training terminó a medio día… de haberlo sabido habría cogido un vuelo de vuelta más temprano, pero no fue posible cambiar nada, así que hicimos tiempo en la oficina y nos fuimos el compañero de italiano y to en tren con calma hacia el aeropuerto. Como él también volaba con EasyJet, estuvimos en el mismo “lounge”, así que al menos no estuve esperando mucho tiempo. Además, una vez que él se fue, pude hablar con la WiFi de KPN con Alicia por Skype, lo que ayudó ha hacer más agradable la espera… ¿espera?, sí, otra vez EasyJet y sus retrasos, esta vez de 40 minutos.

El fin de semana fue tranquilo, aprovechando para cenar y comer con la familia, sin muchos sobresaltos tras esta semana tan intensa.

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