Vacaciones de verano 2010 (V)

Hoy domingo es el día que llegan el resto de compañeros y cuando tenemos que cambiar de hotel, pasando del Golden Tulip al Bilderberg.

Lo que hicimos fue el check out del primero y dejamos las maletas en el otro, pues además llevaba una de los equipos de mi empresa para el curso que tendría de lunes a miércoles y estar todo el día por La Haya cargado no suena divertido.

Vista desde el balcón del Hotel Bilderberg de La Haya

Vista desde el balcón del Hotel Bilderberg de La Haya

Ya sin maletas y en la zona de Scheveningen, comimos en un restaurante un buen schnitzel, volvimos al hotel a dormir la siesta y darnos cuenta que era mucho mejor el otro… Este no tiene aire acondicionado (¿para qué en Holdanda?) y hacía mucho calor en la habitación, pues era un último piso al que daba el sol todo el día.

Ese día era además el día de la final de fútbol, España-Holanda, así que podréis imaginar que el ambiente andaba calentito. Ya en el paseo martímo, coincidimos con un compañero de Alemania y nos fumos a cenar al Crazy Pianos, donde se incorporaron más compañer@s. De ahí, ellos se fueron a ver el partido (pues empezaba ya y a nosotros nos tenían que traer todavía más platos) y la idea era reunirnos con ellos, pero la cosa no fue posible, ya que la pantalla gigante estaba hasta arriba y no había forma de acercarnos. Estuvimos dando una vuelta por el muelle, donde tienen una torre para hacer bungy jumping. Desde allí, veíamos a los holandeses emocionarse inútilmente con el partido…

Muelle en Scheveningen

Muelle en Scheveningen

Como nos aburríamos, nos fuimos al hotel y allí ya estaba el compañero de Francia y luego apareció el de italia. Por cierto, también había un grupo de españoles que al parecer eran del equipo olímpico de vela.

Tras unos buenos copazos, nos fuimos a dormir, que al día siguiente había que estar a tope para el curso.

Vacaciones de verano 2010 (IV)

Tras ver Amsterdam y Utrech, hoy tocó La Haya, pero en profundidad.

Fuimos al centro y entramos a una exposición de Escher, donde además de ver sus obras, había composiciones con ordenador que te ayudaban e enternderlas. Allí además, nos hicimos una foto con una sala trucada donde pareces un gigante y la otra persona pequeña a tu lado:

Alicia y Alberto in het Palais

Alicia y Alberto in het Palais

Tras pasar casi toda la mañana en el museo, fuimos a comer y qué mejor que un arenque crudo que venden en puestos callejeros. En el momento, el quitan la cabeza, las tripas, escamas y espinas, para ponerlo en un típico pan de perrito caliente con cebolla. Pedimos uno a trozos en una bandeja para probarlo y luego ya un par de perritos calientes con arenque en vez de salchicha.

Ya de allí, como nos sobraba un ticket del Amsterdam Pass, fuimos al museo del libro, pero no estaba nada pensado para turistas, así que todo en holandés y apenas extensión (no más de cinco salas). Allí, en la cocina del museo, nos tomamos un café y salimos hacia Madurodam.

Alicia había estado allí de pequeña y no podía irse de Holanda sin volver a verlo. Realmente, podrías ver toda Holdanda en unas horas. Tienen los monumentos más representativos en escala 1:25, por lo que podías ver las casas, los barcos, aviones, casco históricos… en pequeñito. Incluso había alguna maqueta donde echabas monedas y se ponía en marcha. Algunas incluso te hacían un reglao, como la fábrica de zuecos (unos zuequitos de llavero) y la fábrica de Mars (una chocolatina).

Exterior de Madurodam

Exterior de Madurodam

Dentro de Madurodam

Dentro de Madurodam

Como por la noche hay un espectáculo de luz, fuimos muy, pero que muy despacio, aunque terminamos viendo todo demasiado pronto. Aprovechamos para cenar allí, en el restaurante que tienen dentro a un precio muy razonable (podrían aprender de allí algunas atracciones en España que te obligan a comer dentro…). Una vez cenados y haciendo todavía más tiempo en la cafetería, anuncian por megafonía que debido a la tormenta que se avecina, ese día se cancela el expectáculo, así que nos fuimos de allí (eso sí, nos dieron un ticket para entar al día siguiente).

De todos los días que estuvimos, ese fue el único que nos llovió… y a lo bestia además. ¡Menuda tromba de agua!, con rayos incluidos. Fuimos corriendo hacia un autobús, como dos pollitos desvalidos y el conductos nos indicó muy bien cuál era el mejor recorrido para llegar secos al hotel.

Vacaciones de verano 2010 (III)

Hoy estuvimos en Utrech. Quizás lo más bonito con diferencia que vimos en Holanda después de La Haya, pues Amsterdam no nos entusiasmó especialmente.

El viaje en tren es largo y pudimos ver cómo multan los revisores a una señora que se coló. Una vez allí, parece que has viajado en el tiempo y has aparecido en un pueblo medieval, pues a poco que te mueves de la Estación Central ya estás en pleno casco histórico que está extremadamente bien conservado.

En Utrech

En Utrech

La primera parada fue la Catedral de San Martin, donde estaba un coro ensayando, así que, concierto en directo gratuito. De ahí, por la calle escuchando el carillón de la torre Dom, el cual dura un rato largo y no sólo toca música “antigua”, sino también cosillas adaptadas modernas.

De ahí, al museo de música automática, donde había desde carillones, relojes musicales y auténticas orquestas metidas dentro de una caja (alguna como una caravana de grande). La verdad es que fue impresionante, pues las piezas no sólo se muestran, sino que se ponen en funcionamiento y las escuchas. Incluso alguna tenía programada músca actual, como la de “We are the champions”…

Para comer, otra vez un sandwich y a seguir por allí, viendo los canales, la universidad, un convento y la casa de un famoso dibujo de un conejo llamado Nijntje, que parece muy popular por la zona.

Tras perdernos por el centro histórico, volvimos a la estación para regresar a La Haya. Entre el calor que hacía y lo que estuvimos andando, nos quedamos fritos en el tren de vuelta. Ya en La Haya, fuimos a la playa, cogiendo el metro desde la estación al Palace Promenade, en la zona de Scheveningen, donde está el Holland Casino, los famosos cines Pathé. Nos dimos una vuelta por la zona, enseñé a Alicia el “Crazy Pianos” y acabamos en un italiano muy cercano en el que cené con los compañeros hace tiempo. Lo mejor fue al final de la cena, donde nos hicieron trucos de magia en vivo en nuestra mesa. No sé cómo lo hizo, pero el mago me metió una moneda en la correa del reloj sin enterarme. Por si a alguien le interesa, el mago es Alex Conradi, que parece estudio en la escuela de magia de Madrid, con Tamariz, Jorge Blas, …

En la zona de Scheveningen

En la zona de Scheveningen

Nos hicimo el paseo marítimo andando, para ver la diferencia entre una zona y otra, pues la parte del Palacio Promenade se ve, con difernecia, “mejor” que la parte donde está el faro… empiezas a ver gente “rara”, con coches tuneados y aspecto macarra. De allí, cogimos el Tram y de vuelta al hotel.

Por cierto, la lado del hotel, está el Museon, donde por fuera muestra algún elemento de su exposición. No me pude resistir a la siguiente foto:

El hombre con la BOYA más grande del mundo

El hombre con la BOYA más grande del mundo

Vacaciones de verano 2010 (II)

Tras el desayuno, nos fuimos a Amsterdam, no sin anécdotas: La primera de ellas en el tranvía para ir del hotel a la estación… tras esperar un rato, nos damos cuenta que el que vimos pasar era el último (simpre hay que mirar en la parada el horario, cada cuánto pasan) hasta por la tarde que se reanuda esa línea.

Una vez en la estación, tratamos de cargar la ChipKaart en uno de los cajeros automáticos que hay. Pues bien, por algún misterioso motivo, parece que Visa o Master Card no se acepta, así que se termina tragando mi visa. Lo primero que hacemos es hablar con el personal de la estación, pero no tienen  las llaves del cajero y tienen que esperar que vengan de Utrech a examinar la máquina. Reinician la máquina a distancia, rearranca el sistema pero la tarjeta sigue sin salir… Al final, llamé al ING para que me la bloqueen y procedan con una nueva. Lo gracioso es que además me quieren explicar las promos y les tuve que cortar… ¡que las llamadas en roaming son una pasta!.

En tren

En tren

Ya en Amsterdam, en la Estación Central, salimos hacia los canales, para coger uno de los barcos hop-on/hop-off que van por los canales, una especie de autobús en los que adquieres un bono diario que te deja bajar y subir tantas veces quieras.

Desde los canales, en un hop-on/hop-off

Desde los canales, en un hop-on/hop-off

La primera parada fue en el Museo Van Gogh, muy cerca del famoso Rijks Museum. La verdad es que no nos gustó nada y eso que llegamos justo en un momento donde no había apenas gente. Los cuadros que más nos gustaron era de coetáneos suyos, pero no del propio Van Gogh. Creo que lo suyo es un “querer y no poder”, pues todas las caras parecía la misma aunque se suponía pintaba a distinta gente. Uno debe darse cuenta de que no sirve para algo y enfocar sus energías en otra cosa (como a mi con la música…).

I am sterdam

I am sterdam

Tras, y aunque suena duro decirlo, perder el tiempo con Van Gogh, fuimos a comer. Encontramos una panadería/pastelería a precio razonable y con comida típica: sopa de tomate, sopa de cebolla y unos sadwiches (o bocadillos, ya que no era pan de molde) que los hacían en el momento.

Tomatensoep... sopa de tomate

Tomatensoep... sopa de tomate

De allí, más hop-on/hop-off hacia la Casa de Rembrandt. Ahí pudimos ver cómo se hacen los grabados, donde las láminas de cobre, untadas con una especie de cera y resia, se raspan para quitar dicha capa protectora y meterlas en ácido, que se come el metal salvo la zona protegida. Una vez limpia la placa, sin cera, se entinta y se usa para imprimir láminas de papel con una imprenta de rodillo. Además vimos cómo vivían en aquella época y las mini-camas armario que usaban y su estudio, lleno de todo tipo de cacharros.

Paseando por los canales

Paseando por los canales

Al lado, estaba la fábrica de diamantes (o mejor dicho, los que pulen las piedrillas) Gassan, donde en un grupillo pequeño, nos enseñaron cómo tallan los diamantes, luego, nos encerraron en una sala y mediante tubos neumáticos, nos enseñaron un muestrario. Aprovechan también para venderte algo, a lo que supongo precios “de amigo”, pero como no es un tema que controle, tampoco quería picar de incauto, así que nos fumos sólo con un imán típico para la nevera.

Diamantes, diamantes, ¡diamantes!

Diamantes, diamantes, ¡diamantes!

De allí, al barrio rojo y sus put.. digooo coffee shops… mejor dicho liberalidad. Serían las 18:00 y algún que otro garito ya tenía el farolillo colorado encendido y el escaparate con su “muestrario”. La verdad es que me daba cosa mirarlas, pues te miran cuando las miras y me hacían sentir como un pervertido… Al pasar por algún Coffee Shop se podía oler el aroma de dentro. Es una pena que mucha gente vaya por allí sólo por eso (como pudimos ver en el aeropuerto al volver). Aprovechamos para cenar (sí, a las 18:30) en un chino y la verdad es que muy bien.

En el Barrio Rojo

En el Barrio Rojo

De vuelta a La Haya, nos fumos andando hacia el centro y paramos a tomar un mojito en el Havana, un cubano que hay muy cerca del parlamento, donde alguna vez he ido con los del trabajo (que luego no diga Alicia que no la llevo a donde voy con los “amigotes”).

En la Habana de La Haya

En la Habana de La Haya

Con todo el día andando ya nos fuimos al hotel, pues al siguiente también nos tocaría andar y había que estar descansados. Por cierto, al llegar al hotel descubrí la sorpresa que me estaba avisando desde el pie: una ampolla de dimensiones excepcionales en el dedo meñique.

Más ampolla que dedo meñique

Más ampolla que dedo meñique

Vacaciones de verano 2010 (I)

Como ya va siendo habitual, otra vez más tengo que excusarme por no escribir nada… pero como siempre, hay motivo: las vacaciones (¡por fin!).

Al igual que todo final de trimestre (junio), un poco liado, buscando cerrar todos los posibles negocios y, junto con el comienzo en los primero días de las reuniones sobre qué hemos hecho bien, mal, futuras acciones y planificación en general. Ese primer fin de semana la verdad es que no hicimos nada remarcable, por eso no escribí nada, pero luego con la llegada de las vacaciones, sin un PC cerca y mi manía de postear siempre a posteriori, ha hecho que me retrase un poco.

Las vacaciones llegaron el día 7 y, la verdad, con un destino no previsto: Holanda. En los últimos días del trimestre, me surgió un curso en la oficina central para Europa, situada en La Haya. Esos días ya los tenía pedidos, así que, los tres días del training los cancelé para poder asistir y poder ir a mitad de precio (a mi me pagan el vuelo y el hotel).

Avión en Schipol

Pues bien, ese día, el vuelo salió a las 6:50, bien tempranito, para llegar a Schipol (Amsterdam) a primera hora. De allí, estuvimos mirando cuál era la mejor forma de ir a La Haya (sería nuestra base de operaciones esa semana) en tren y ver qué clase de bono turista nos salía más a cuenta, preguntando en la propia oficina de turismo del aeropuerto. Al final, nos compramos la OV Chipkaart, recargable en cajeros especiales y luego, mediante proximidad la pasas en los distintos medios de transporte: tren, metro, buses… Su funcionamiento es sencillo, pues se pasa antes de entrar al tren o en los lectores del bus/metro y te cobran lo máximo (20€ en tren, por ejemplo). Luego, cuando sales, la vuelves a validar y te devuelven lo que sobre de tu trayecto. Es decir, si haces el “truco” de pasarla una vez, entonces pagas lo máximo. También, los revisores van provistos de una PDA para comprobarlo. Además, los precios pagando con dicha tarjeta son más ventajosos que comprando directamente el ticket. La única pega es que tienes que tenerla cargada con suficiente dinero para que puedan cobrarte el trayecto máximo aunque luego te devuelvan.

En el tren, desde el aeropuerto a Den Haag

En el tren, desde el aeropuerto a Den Haag

En plan turístico, está la Holland Pass, donde hay varias categorías, cogiendo la más cara, la XL, que incluía tickets A, B, C, D, E y XL. Esta tarjeta se acompaña de un libro, donde en las diversas ciudades de Holanda, te indica las atracciones que puedes visitar y qué clase de ticket es necesario. Las más caras son tickets A, B y XL.

Alicia quedó impresionada con el conocimiento del Inglés de allí; puedes hablar con quien sea que sin problema podrá responderte. Tras este periplo turístico, ya fuimos del aeropuerto, al en tren y luego en tranvía para terminar en el Golden Tulip, que es el hotel al que suelo ir. Llegamos sobre las 11:30 más o menos y, tras dejar las maletas, salimos de allí a ver La Haya.

Más o menos el centro ya lo conozco, así que llevé a Alicia por allí para enseñarle los sitios en los que he estado. Ese día, comimos las típicas “Frites”, un cono de patatas fritas con mahonesa que es típico de la zona. Además, fuimos al mejor sitio, o eso decía su cartel. Tras un paseo, llegamos al hotel, sobre las 18:30, quedándonos dormidos hasta el siguiente día. La verdad es que yo estaba reventado, pues estuve hasta las tantas el último día cerrando todos los temas pendientes y evitar problemas en mis escasos días de asueto.

Frites!, ricas ricas

Frites!, ricas ricas

De sushi y otros temas

Desde que volvimos del crucero apenas he tenido tiempo de comentar por aquí más cosas: entre trabajo y compromisos post-boda, hemos estado muy liados.

Tras el crucero, todavía que quedo algún día de “vacaciones”, que aprovechamos para atender al curso de sushi que nos regaló Antonio. Fue un regalo de lo más original, pues como toda experiencia, es algo que te queda para siempre. Por otro lado, es muy útil, pues desde entonces, ya hemos hecho sushi en casa un par de veces y con muy buen resultado:

Sushi casero

Sushi casero

Ya, reincorporado al trabajo, aunque suena a tópico, he estado muy liado, pues el trimestre está en su recta final y todo se junta: Desde trainings en Madrid, Barcelona y Lisboa, día festivo pero que en realidad ha sido “laboral” (a cambio de otro día), evento en Barcelona y visitas a clientes en zona norte (con salida el domingo en coche hacia Oviedo)…

El viaje al norte estuvo bien: tres días en los que estuve en Oviedo, Santander, San Sebastián y Bilbao. Esta vez pude ver Oviedo mucho mejor, y lo que en un post anterior dije que era la catedral, ya he podido comprobar que no es así, que la catedral es mucho más grande. Al día siguiente, tras reuniones allí, salí hacia Santander para tener más reuniones, pero para hacer noche fui a San Sebastián, en un hotel altamente recomendable, el Hotel Avenida. El único fallo que encontré es que el restaurante lo tienen cerrado por la noche, el más cercano estaba también cerrado y al final, acabé a media hora en coche en un McDonald’s de un centro comercial de la zona… Finalmente, la vuelta de Bilbao muy tranquila, con luz, lo que hace más agradable la vuelta al poder ver los paisajes de la zona.

Como comenté, el jueves fue festivo pero estuve trabajando, cambiándolo por el viernes 18, donde aprovechamos para ir a Montijo y celebrar la boda con el resto de la familia que no pudo venir. Fue una comida de lo más agradable, hacía tiempo que no íbamos por allí y esta vez no era yo el que conducía (lo que me sirvió para ir con el portátil resolviendo un temilla que tenía pendiente del trabajo). En ese mismo fin de semana, termién de preparar el viaje a Canarias que me he marcado en esta última semana, de nada más que tres días.

En Canarias estuve dos días en Las Palmas de Gran Canaria, con una implantación y, aprovechando que estoy allí, visitando clientes. Desde Las Palmas con un vuelo interno de Binter a Tenerife, donde estuve un sólo día, suficiente para ver más clientes de la zona y volver tranquilamente y, sobre todo, temprano, pues tras estar tres días fuera, siempre es mejor volver temprano para contar las hazañas vividas por tierras lejanas.

Vistas desde el Hotel Parque de Las Palmas de Gran Canarias

Vistas desde el aeropuerto de Tenerife Norte

Por cierto, en WikiLoc ya he subido las rutas que hicimos por Chichén Itzá, Jamaica y Gran Caimán. En el plugin de WikiLoc las podéis ver directamente sobre los planos de Google.

De crucero (y VIII)

Llegamos a Cozumel por la mañana. La verdad es que este día ha sido con diferencia el peor del viaje, ya que fue totalmente perdido. Queríamos comprar una excursión para nadar con delfines, pero no fue posible, ya que la única excusión posible para los que abandonábamos hoy el barco era la de un parque temático llamado X-Caret, pero ver gente disfrazada de indios no nos llamaba la atención.

Por otro lado, para mejorar el día, tienes que abandonar el camarote a las 9:00, así que, entre que el día anterior tenías que dejar preparada la maleta hasta las 3:00 A.M, entre que ya estás sin ropa (sin maletas no hay con qué cambiarse) y nos llegó la “dolorosa” con todo lo que habíamos consumido en el barco  no sin errores que tuvimos que reclamar.

El vuelo de vuelta no salía hasta las 21:00 y el ferry/bus para llegar al aeropuerto nos recogía a las 14:30, por lo que llegamos prontísimo al aeropuerto y lo único que tuvimos tiempo para hacer en Cozumel fue gastar los últimos dólares y reservar alguno para el aeropuerto.

Esta vez el ferry se movía menos, pero al ir más deprisa (era una especie de catamarán), de vez en cuando pegaba buenos bamboleos, haciendo que gente vomitase. Una vez en Playa de Carmen, mientras metían las maletas en los autobuses, pude conectarme a Skype en una WiFi abierta para indicar que ya íbamos para allá.

Si el día había sido “bueno”, imaginad cuando nos dicen que tenemos que pagar 50€ para salir del país. Lo gracioso es que eso no lo recolecta la gente de fronteras, sino una chica con una pequeña caja fuerte que te da un ticket de dudosa validez pero que es requerido para dejar la maleta y que te den el boleto de avión.

Por otro lado, ya fuimos preparados y nos llevamos film transparente para “sellar” las maletas, pero mucha gente no se le ocurrió y acabaron pagando un potosí por el plastificado. Lo bueno es que la maleta la dejamos plastificada el día anterior y tuvimos suerte que al salir del barco no nos hicieran mostrarla, pues igual que a la entrada, hay un semáforo que tienes que pulsar y si sale rojo te toca registro.

Una vez dentro, meditando mientras Alicia gastaba los últimos dólares y fuimos a cenar en una especie de hamburguesería retro, pues si el vuelo era como el de ida, de seguro que pasaríamos algo de hambre. Afortunadamente, reservé los asientos por Internet pues llegamos a la facturación de los últimos. El asiento, si a la ida fuimos en el último, esta vez tenía la segunda fila, pero eran mucho más estrechos, así que en cuando dijeron “embarque finalizado”, pegamos un salto y nos pusimos en primera fila donde puedes estirar las piernas y reclinar el asiento, haciendo el viaje mucho más agradable.

Finalmente llegamos a Madrid al día siguiente, tras un vuelo de 8.5 horas (¡dos menos que de ida!), con el jet-lag acumulado que todavía no nos deja dormir a una hora normal. Ha sido un viaje muy interesante, donde hemos visto distintas culturas y conocido gente entrañable.

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De crucero (VII)

El barco atracó en el puerto de Progreso, muy cerca de Mérida. Compramos la excursión a Chichén Itzá, un complejo maya, quizás de los más importantes. Nos tuvimos que levantar muy temprano, pues la salida del barco para ir al bus era a las 7:15 debido a la distancia a la que se encuentran de Progreso, unas dos horas.

La verdad es que me costaba mucho mantener los ojos abiertos, pero estábamos al lado del guía y me daba cosa dormirme mientras él seguía contando cosas sobre la zona. Al final, paramos muy cerca de las ruinas, en Pisté, donde nos llevaron a la tienda típica y pudimos hacer una parada para ir al baño.

Ya en Chichén Itzá, nos dieron las pulseras de acceso y pasamos dentro. Por suerte, había un grupillo que no hablaba español, así que nos acoplamos a ellos y fuimos con el guía en Inglés pero a cambio con un grupo muy reducido. La verdad es que el guía estuvo muy atento con nosotros y cuando la excursión terminó nos siguió contando cosas. Finalizado el tour guiado, nos dejaron cerca de dos horas para que siguiésemos dando una vuelta por libre. De las pirámides fuimos al “Observatorio”, el cual, pese a ser construido por los Mayas, se ve totalmente actual, con la típica cúpula en la que sólo falta que se asome un telescopio. Como las ruinas son totalmente distintas a lo que estamos acostumbrados por aquí, aderezado con el misterio de los Mayas (que si son extraterrestres, que si el fin del mundo será en 2012, las deformaciones de cráneo que se hacían…) lo hizo tremendamente interesante.

De vuelta al barco, no pude evitar echar una cebezadita, cuando me desperté al parar el bus debido a que un accidente de tráfico se produjo justo delante de nosotros. El coche no quedó nada bien, pero al conductor no le pasó nada y seguimos adelante.

De llegada al puerto, aprovechamos rápidamente con las tiendecillas, esta vez más interesante pues tenían tecnología (relojes Casio, linternas MagLite, etc…)… ¡por fin tiendecillas para hombres!, ya estaba harto de ver tantos cacharritos de plata.

El espectáculo de la noche consistió en un “Homenaje a los Beatles” y terminó con una especie de despedida lacrimógena con frases del tipo “llegaron como clientes y se van como amigos” y cosas así, otra vez toda la plana del barco en el escenario para decirnos adiós y luego, en la cena, los camareros también se despidieron de nosotros. Lo dicho, para los amantes del pedorreo, el crucero es su sitio.

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De crucero (VI)

Día de navegación, entre Mahahual y Progreso. La verdad es que nos pasamos el día en la piscina (pudimos pillar sitio con las amacas) y a reposar…

Sobre el show de la noche, ya os comenté que estuvimos con un mentalista, pues bien, hoy él hacía un espectáculo de hipnosis, y, ¿quién salió voluntaria?, Alicia, pero no creo que quiera colgar los videos que saqué de forma clandestina… acabó bailando el robot, pensado que no había nadie en el teatro, muy divertido, pues todavía se sorprende con lo que llegó a hacer.

De crucero (V)

Hoy llegamos a “Costa Maya”, un puerto muy cercano a Mahahual. El día estuvo muy malo, con el mar algo picado, viento y lluvia (la época de lluvias empieza ya). El barco estuvo a punto de no atracar y así nos lo aseguraban todos los tripulantes. Hubo alguno que comentó que no entendía por qué el capitán seguía intentando atracar. Al final, el Oasis of the Seas, de Royal Caribbean nos hizo de pantalla y pudo atracar el barco. Pensaba que el barco en el que iba era grande, pero tras ver el otro, parecíamos la barca auxiliar.

Con lluvia y todo decidimos salir. Aquí no teníamos excursiones, ya que consistían en días de playa y para eso no me hace falta pagar, así que nos dimos una vuelta por el puerto. Como ya comenté, los puertos parecen los aeropuertos con las tiendecillas, por lo que dimos una vuelta. El caso es que como atracan barcos más grandes y lujosos, los precios estaban por las nubes aún con el regateo (donde se llegan a conseguir hasta “descuentos” del 50%). Al final, cansados de esa “jaula para gringos”, preguntamos cómo ir al pueblo al personal de seguridad. Justo a la salida del puerto hay taxis que por dos dólares por cabeza te llevan al pueblo (precio fijo). Cogimos uno y le pedimos al taxista que nos llevase a donde él iría a comer, nada de sitios para turistas. Nos llevó a un restaurante de “comida corrida” que le llaman donde por 5 dólares nos ponían un plato, así que le dijimos que por 15 (para los dos) nos hiciera un menú degustación, el cual fue acompañado de agua de horchata (pero no de chufas, sino de arroz). La verdad es que comimos genial y nada que ver con la comida mexicana del barco.

De allí nos dimos una vuelta por la playa (en la siguiente calle), de arena blanca, con las palmeras y muchos más puestos para comprar. A mi ya me daba cosa cómo regateaba Alicia, pues casi parecía un abuso.

De vuelta al barco por la tarde, fuimos al espectáculo antes de la cena, que esta vez, en vez de ser con bailarines, era con dos cómicos. Otra vez más, oliéndome el percal (los bailarines solían interactuar con la gente), mejor fue sentarse en la segunda planta, para estar lejos del escenario para evitar que me sacasen, lo que ocurrió con muchas personas.

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