De crucero (IV)

Llegamos por la mañana a las Islas Caimán. Aquí nos indicaron que no era necesario coger excursión, pero debido que el barco sólo atracaría pocas horas, preferimos una excursión, ya que el barco no espera por los que van por libre… No estaría  nada mal habernos quedado, el paro es 0%, se habla inglés y español, están todas las grandes corporaciones (Santander, PWC, etc…).

La excursión consistió en un paseo en barco con fondo de cristal, para ver los pececillos y arrecifes de la zona, de ahí fuimos a una granja de tortugas y terminó en el infierno:

El barco de cristal, Cayman Mermaid, seguramente era un pesquero reconvertido, así que hacía un ruidazo enorme el motor. El patrón, una vez llegó a la zona indicada, se puso una bombona y unas gafas para darse una vuelta por debajo alimentando a los peces y mientras nosotros grabándolo en vídeo. Por el camino pudimos ver más pececillos, alguna barracuda, una manta y unos extraños surcos que terminan en una caracola. De allí, fuimos a un bus que nos llevó a una granja de tortugas, pero con muy poco tiempo, al estilo anuncio de laxantes. Como nuestro barco todo el mundo es español o mexicano, el grupo de castellano-parlantes es mayoritario, así que nos acoplamos al guía inglés con el que íbamos unos pocos. Había tortugas de un metro o más de caparazón, las reproductoras. Se asomaban como suspirando para coger aire. Una vez que ponen huevos, los recogen y los meten en incubadoras, que según la temperatura, regulan la relación entre machos y hembras. Pasamos al tanque de las tortuguillas, donde nos dejaban cogerlas y hacernos fotos con ellas. Aunque he tenido tortugas de pequeño, peferí sólo mirar. Finalizada la excursión, en el bar podías comer sopa de tortuga, pero como íbamos con el tiempo muy justo, la camarera se entretuvo y desaparecimos, así que se quedaría con una sopa sin dueño y, por supuesto, no pagada.

Subimos al bus a todo gas para ver que un grupete poco respetuoso se retrasó más de diez minutos (lo que nos habría dado tiempo más que de sobre para tomar la sopa). Eso obligó a cambiar la ruta, pero con el abucheo general al final hicimos lo previsto, eso sí, a todo gas.

Continuamos con la vista a la fábrica de ron, donde tienen los famosos Pasteles de Ron Tortuga. De hecho, las Islas Caimán se llamaban Tortuga cuando Colón llegó a ellas, pero los ingleses (es un protectorado) les tuvieron que cambiar el nombre. Para terminar, fuimos al infierno, o mejor dicho a Hell, una calle donde hay una casa cuyo patio da al infierno y si no lo creéis, mirad las fotos. Si hubiésemos tenido más tiempo, la idea ir a la oficina de correos para enviarnos una postal desde allí y decir que hemos recibido una postal desde el infierno.

Terminamos en el puerto, esperando en la cola que nos llevaba al barquito que te dejaba en el buque, pues no hay suficiente calado en el puerto, así que nos tienen que llevar en grupos en un barquito al barco. Estábamos llegando a la cola cuando pasamos por una joyería y Alicia aprovechó para comprarse su regalo de cumpleaños (al día siguiente) sin impuestos, así que, cuando os diga que la pulsera viene de las Islas Cayman, no es un vacile, es cierto.

Ese día comimos en el barco y conocimos a una pareja de mexicanos que nos comentó sobre la supuesta comida mexicana del barco: no es buena. Ese día tuvimos una demostración de magia/mentalismo con Jorge Astyaro, que hizo, entro otros, el famoso truco de los vasos desechables con un pincho oculto… impresionante al verlo en persona. El espectáculo que tuvimos antes de la cena fue la noche tropical, con bastante movimiento.

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De crucero (III)

Arribamos a Jamaica, a Montego Bay (segunda ciudad en importancia) por la mañana, así que subimos a cubierta tras desayunar para ver las operaciones de atraque. La agencia de viajes nos recomendó que en Jamaica no fuésemos solos por seguridad, siendo mucho mejor ir en una excursión guiada… en Jamaica, el 98% de la población es “morena”, luego allí quien “destaca” eres tú.

Como dato curioso, hablan en Inglés, ya que fue antigua colonia, pero de forma un poco distinta. En vez de decir “wáter”, dicen (y me atrevo a decir que incluso escriben) “wata”, las terminaciones “er” las convierten en “a”, suena muy macarra.

La excursión que hicimos fue la de Jeep por la isla: nos montaron en unos todo terreno, 10 personas en cada uno, y nos dieron una vuelta por la zona. Primero fuimos a un mirador para ver toda la ciudad. De ahí fuimos a una antigua azucarera que ha sido reconvertida en iglesia con cárcel incluida para castigar a los esclavos rebeldes. Posteriormente estuvimos en una escuela en la localidad de Lethe (¡no aparece en Google Maps!) donde un grupo de niñas salieron a cantarnos y les dimos caramelos… me pareció de traca hacer eso: sacar a unas niñas de clase para que canten a un grupo de “blancos” por unos caramelos, pero no os penséis que un puñado a cada una, sino uno por cabeza, a ver si van a coger vicio. Alicia habló con la profesora y le dejaron hacer fotos del aula, así cuando se queje que no tiene medios, podrá ver cómo están por allí.

De la escuela nos fuimos a un jardín botánico, junto al Great River, donde pudimos bañarnos. Alicia sí que se metió, pero en mi caso sólo me mojé los pies y me refresqué la cabeza… ir luego el resto de la excursión con el bañador mojado no me llamaba la atención.

Para terminar la excursión, fuimos a la tienda de suvenires donde compre una camisa muy caribeña (hawaiana casi mejor) y una especias para hacer pollo jerk, que es el plato típico de la zona. De ahí nos dieron una vuelta por Montego Bay para ver la propia ciudad… la verdad es que el de la agencia tenía razón, la zona no se ve “segura”. Es más, las playas se recomienda ir a las de pago (igual que las normales, pero con seguridad) para evitar “problemas”.

La excursión nos dejó en el puerto y preguntamos al guía qué nos cobraba por ir con él a tomar algo típico, pero el hombre se subió un poco a la parra: 30€ por cabeza y comida incluida… así que ya probaremos el pollo jerk aquí en Alcalá con las especias que compramos. También es cierto que en el barco pudimos probarlo, así que al final no ha sido tan malo.

Como el barco no salía hasta por la tarde, aprovechamos para ver la zona portuaria sin salir del cerco de seguridad. Como en los aeropuertos, hay muchas tiendecillas, dutty free por estar en zona “internacional”. Sobre precios, para los turistas, están como en España, las camisetas, imanes y demás está al mismo precio. También es curioso ver cómo todas las tiendas están regentadas por indios, no por jamaicanos (¿o se dice jamaiquinos?). Andando por la zona pude ver a gente de la tripulación sentada en el suelo con portátiles, indicio de WiFi gratis, así que aproveché para llamar por Skype a casa, pero la velocidad era lamentable, aunque sirvió para decir que seguimos vivos. El barco también tiene cobertura móvil, pero a 2€ el minuto…

Una vez que el barco salió, a las 21:00 tuvimos el primer espectáculo a bordo: en el teatro del barco tuvimos una obra con bailarines llamado “El poder de la ópera”. Terminada la función, la cena, pues estábamos en el segundo turno. En tu tarjeta de acceso, te marcan el turno de cena y la mesa, así te juntan con gente para que te relaciones un poco.

Sobre la cena, he de decir que en mi actual empresa he podido ir a restaurantes muy interesantes, pero como el trato que hemos tenido en el barco, no lo he visto en ningún lado. Te llegas a sentir mal, pensado que casi son esclavos, pues es imposible estar más atento.

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De crucero (II)

Hoy tocaba navegación todo el día, rumbo a Jamaica. Tras el desayuno, ¡con nachos y chili!, tuvimos el simulacro general obligado por Navegación Marítima. Estás en tu camarote y al oir 7 bocinazos “cortos” (de varios segundos) y finalmente uno largo, se supone que tienes que coger tu chaleco salvavidas, ajustártelo e ir hacia tu zona de reunión, en nuestro caso junto al casino del barco, que da a los botes salvavidas. No sé si al Ministerio de Igualdad le gustará la cosa, pero las mujeres y los niños entran primero en los botes… Me pregunto si los músicos serán los últimos y tendrán que seguir tocando.

Ese día lo pasamos explorando las 12 cubiertas del barco y en la piscina con el jacuzzi. Se dice pronto, pero nosotros estábamos en la 5º planta (empieza desde la tercera, las inferiores son máquinas y tripulación) y para subir a la 11 donde estaba el buffet era muy aconsejable ir en ascensor. Tuvimos ya oportunidad de ver a los animadores, que estuvieron dando clases de baile en la piscina, concurso masculino de piernas sexys… cuando me olí el percal, nos fuimos al bar, pues los animadores sacan a gente, así que para evitar momentos embarazosos, mejor estar un poco alejados y ver a los demás haciendo cosas raras.

Ese día tocó la cena con el Capitán, donde nos presentaron a él y a la tripulación. La verdad es que no nos habían avisado de estos temas y para los amantes del “pedorreo”, los cruceros son ideales: día de gala con el capitán, día de blanco, día tropical, día pirata… tienes que llevar tropecientas maletas. Se presentó la responsable de entretenimiento, así que pudimos poner cara a la voz que cada día por megafonía nos indicaba la previsión meteorológica, las actividades y que pasásemos un día estupendo.

Por cierto, los mojitos, piñas coladas, etc… comenzaron a rular.

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De crucero (I)

Nada mejor para irse de luna de miel que un crucero y si encima es por el Caribe, mucho mejor.

La idea ha sido un “ni pa ti ni pa mi” al que llegamos. Alicia quería ir al Caribe, a un resort de esos en régimen de todo incluido, estilo lagarto para freírse al sol con una piña colada en la mano. Yo quería algo más dinámico y ver sitios, así que la idea de un crucero por el mediterráneo, desde Venecia a Estambul sonaba bien. Al final, llegamos al acuerdo: estamos en el Caribe pero no es una playa todo el día al sol y cocidos (en todos los sentidos) y además hacemos algo “cultural”. Por otro lado, tiene la ventaja de que siempre duermes en el barco, por lo que en sitios “raros” sabes que pase lo que pasa, cuando llegues al barco ya estás “a salvo” (y ya entenderéis por qué digo esto más adelante). La única pega del Caribe son las 10 horas de avión que cuesta ir para allá… la verdad es que es un calvario.

Para contratar el viaje fue una peregrinación de agencia en agencia… bueno, mejor dicho, un par de ellas: El Corte Inglés y Viajes Carrefour. En el “corte”, nos atendieron fatal, pues no tenían ni idea de nada, no sabían de qué iba el tema, eso sí, te dan todos los catálogos del mundo y poco más. En Carrefour, nos atendió Alfonso, un venezolano que conoce los cruceros, pues cuando vivía en Venezuela, su casa estaba muy cerca del puerto donde suelen salir los cruceros, así que había hecho alguno. Además, en los cruceros hay excursiones que te venden y Alfonso nos aconsejó cuáles coger y por qué cogerlas, ya que según el lugar no merecía la pena. Por cierto, de precio igual que el “corte”, pero te dan una tarjeta regalo de 200 euretes que no nos vendrá nada mal (a ver qué caprichillo nos compramos). Finalmente, por fechas el único que nos cuadraba fue el Pullmantur Caribe Maya.

El vuelo salió el sábado 15 a las 14:30 desde la terminal 1 de Barajas. Nos llevaron en un 747 de la propia Pullmantur Air. La verdad es que el avión es un poco antiguo y no habían ni siquiera cambiado el software de Malaysia Airlines, así que de forma periódica, en la pantalla que tiene cada ocupante en el asiento de enfrente podías ver el logo, además de la información GPS sobre la velocidad, altitud, posición en el mapa… Pusieron alguna peli, pero todas a la vez y no podías elegir qué ver. Cuando viajé a Seattle, tenías una videoteca con pelis y series para ver lo que te apeteciera en cualquier momento. Por suerte pillamos un buen asiento (fila 65, el último) que son muy espaciosos y pudimos echar hacia atrás el asiento. Aún así el viaje fue bastante tortuoso. Por cierto, el avión tenía un agujerillo en el fuselaje, al que le hice una foto por si podía servir para una investigación forense…
Una vez llegamos a Cacún tocó pasar el control migratorio. Del vuelo ya llevaba completados los formularios de inmigración, que metí en una revista “El Jueves”, así que al llegar, el Agente de Frontera me la vio, le hizo gracia y me la quería “comprar”… así que acabé dándosela. Por otro lado, el aire tan seco del avión me puso muy malo y llegué con un ataque de alergia de los buenos. La gente me veía con los ojos llorosos y no sé qué se estarían pensando.

Una vez pasado el control y el registro aleatorio de la maleta (pulsas en un semáforo el botón, si sale verde bien, si es rojo, te toca enseñar la maleta) llegamos a los autobuses que nos esperaban en el aeropuerto para llevarnos a Playa del Carmen. Por cierto, nada más salir del aeropuerto, sobre las 18:30 hora local, ya se notó el calor… ¡infernal!. Ya en el bus y con aire acondicionado, con el GPS vimos que el autobusero nos dio una buena vuelta por la ciudad, pero nos vino bien para verla cómo es por dentro. Paramos en el puerto para coger un ferry que nos llevó a Cozumel. El cacharro se movía más que los cacharritos de la feria, lo bueno es que no me afectó mucho, pues entre el ataque alérgico, lo que me hubiera faltado es marearme.

Desembarcados del ferry, pasamos al control para acceder al barco. Ahí la organización lo hizo muy bien: ya empezaban a circular los San Francisco sin alcohol y otro, “con”, llamado “Crucero Feliz” que entraron uno tras otro con la sed que llevábamos, pues en el vuelo la bebida parecía racionada (sólo pasaron dos veces en todo el vuelo con un vaso de agua). En el control, das tu tarjeta de crédito y te hacen una foto, con eso graban una tarjeta magnética Pullmantur que te sirve para pagar dentro del barco, como identificación y llave de acceso a la habitación, así no necesitas llevar dinero ni nada ¡y es sumergible!.

Llegamos al barco, al Pacific Dream sobre las 22:00 (a partir de ahora hablaré en hora de allí, que es 7 horas menos que nosotros), vimos la habitación, en la que tuve que hacer uso del WC como podéis comprender, cuando el Cabinista (Juan Carlos) pasó a presentarse… de ahí fuimos al buffet a cargar energías, donde la comida mexicana comenzó a hacer de las suyas. Entre muchas otras cosas, había nachos a los que eché de todas las salas… aquello no picaba ¡escocía!, salí corriendo a por más agua. Más adelante una pareja de mexicanos con los que hicimos amistad nos comentaron que aquello picada mucho, que no picaba “rico”, por lo que esperaban que no nos llevásemos una mala opinión.

Tras la cena, a dormir, pues con el cambio horario, esábamos ya muy cansados.

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De boda… y esta vez la mía

Había comentado que andaba bastante liado últimamente y como podéis ver por el título, ya os podéis imaginar por qué. Tras las peripecias con el gordo incubador de almorranas, por fin nos comentaron que todo estaba en orden y que podíamos acercarnos a elegir el día.

Por mi trabajo, o bien era ya mismo o bien pasado junio, así que, como Alicia no perdona los 15 días de vacaciones que nos dan, lo hicimos lo antes posible, el día 13 de Mayo, jueves, de 2010. La idea es que fuésemos cuatro gatos, pero al final la cosa se nos fue de las manos y acabamos con un bodorrio de 18 personas, lo que sigue siendo todavía manejable, todo sea dicho.

En casa, antes del juzgado

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En los juzgados

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Ceremonia

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Para los preparativos, además del juzgado, buscamos restaurantes en Alcalá, sobre todo cercanos para ir tranquilamente andando tras firmar con el juez. Los había de todos los precios, pero si bien unos se subían a la parra (y eso que nadie sabía que era boda, sino que les íbamos con el rollo de “celebración privada” para evitar que nos sablasen con precios astronómicos por boda), otros nos obligaban a menús cerrados con poco margen de elección. Finalmente fuimos a La Cúpula (con el consiguiente chiste al respecto). Unos días antes (Alicia sola en casa y yo desde Bilbao) también terminamos la invitación, que como no, tenía que ser a través de internet. Todavía sigue colgada y la podéis ver aquí.

Aún con toda la preparación previa, incluso en el mismo día de la boda hubo un cabo suelto: la tarta. Para solucionarlo, la compramos por el camino del juzgado al restaurante. Eso sí, antes estuvimos de sesión fotográfica desde la puerta del Juzgado a los patios interiores del edificio histórico de la Universidad de Alcalá. En mitad de la sesión, se puso a llover, aunque afortunadamente duró poco y pudimos ir tranquilamente al restaurante. Sobre las fotos, Alicia las ha estado retocando para enviarlas a un servicio online en el que te envían el álbum en papel a un precio razonable. Además, te dan un software para que prepares cada página.

Salida del juzgado

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En la universidad

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Una vez en la comida, aunque yo había tratado de evitarlo, los típicos gritos de “vivan los novios” y “qué se besen” no tardaron en llegar. La verdad es que me incomoda bastante, pues no me gustan las celebraciones con gritos que más parecen otras cosas… además, había gente que estaba allí comiendo que nada tenía que ver y no quería molestarles.  La comida consistió en unos entrantes, empezando por una tacita de consomé que entró sólo, seguido de patés, pimientos rellenos, salmón y de ahí pasamos al principal, solomillo de cerdo al brandy o pescado (no recuerdo bien, pues no soy muy amigo de los peces).

En La Cúpula

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Hacia el final de la comida, con el postre, nos sacaron la tarta que llevábamos pero tuvimos un momento pánico cuando nos sacan también una espada con el logo del local… ¡que nos cobran suplemento boda!, pero no, no nos dieron la espada y no hubo suplemento alguno. Tras el postre, Sara tocó el violín y nos hicieron hacer un pseudo-baile. Le llamo pseudo porque no sabemos bailar, así que cualquier parecido era pura coincidencia.

De La Cúpula nos fuimos al Hemisferio, una cafetería cercana, donde nos tomamos un café. La tarde terminó con pinta de querer llover pero no hubo problema, nos despedimos y cada uno al hogar, haciendo esta boda bastante distinta a la típica con música, bodorrio, barra libre y demás diversiones paganas.

De copichuelas

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Semanas ajetreadas y cuenta atrás

Como os habréis podido imaginar, el ajetreo que hemos tenido este último mes tenía que ver con la Boda. Ya comenté que los que supieseis algo no comentaseis nada. Alternando entre los preparativos, la mayoría por parte de Alicia, en la semana del 19 he estado en Alicante (aprovechando para parar y comprar miguelitos) y un par de días después en Valencia (todo ello viajes de un día), llegando a casa a las mil, pues esos viajes los hice de coche, madrugando un poquito….

Para ir a Juanito a comprar Miguelitos

Para ir a Juanito a comprar Miguelitos

En Valencia

En Valencia

También, a la siguiente semana, la del 26, estuve en Bilbao un par de días, saliendo el domingo por la tarde para no darme el palizón el lunes. Allí lo pasé peor, pues el tema de pintxos no me va, y sólo encontré un chino el último día. El resto de días, para cenar sólo encontré kebabs… y eso que mi hotel estaba al lado del Guggenheim. El martes por la tarde tocó vuelta y otra vez llegando a las mil a casa.

En Bilbao

En Bilbao

En esa misma semana, el jueves, tuvimos un evento en el Bernabeu, sí, el hogar del Real Madrid, donde junto a otro fabricante de seguridad, hicimos una demo conjunta de cómo trabajan nuestros productos en armonía. Estuvo muy bien, pero como de costumbre, mi portátil siempre me hace alguna gracia con la salida VGA y los proyectores.

En el Bernabeu desde un palco privado

En el Bernabeu desde un palco privado

A la siguiente semana, entrando en Mayo, entre una demo en cliente, un training (de medio día, eso sí) y un evento sobre Protección de Datos desde el punto de vista jurídico las pasé bastante liado, pues venían clientes finales y también había que hacerles presentación en consonancia con lo que el Abogado comentó… no fue fácil pero salió muy bien. Además, sólo por volver al hotel Puerta de América y comer en el restaurante Teatriz mereció la pena.

Ya en la semana del 10, la cuenta atrás comenzó, último training hasta dentro de varias semanas, dejar los papeles listos para el juzgado y ¡a casarse!

Muy liado

Lo sé, llevo mucho tiempo sin publicar nada, pero estoy bastante liado… ya comprenderéis por qué (los que sepáis algo, no hagáis comentarios, pues todo forma parte de un gran plan que todavía no puede ser revelado).

Más adelante os comentaré las cosas más o menos interesantes, pero bueno, por lo pronto que sepáis que sigo vivo.

Evento en Mallorca

La semana empezó con energía, pues el lunes tuve que coger un vuelo de noche (no podía ir antes pues tenía conference con los Product Managers) para ir a Mallorca. Mientras esperaba el avión, aproveché para sacarme una tarjeta de crédito que estaban con una promo… se supone que me dan un X% de las compras que haga con ella y gratis… ya veremos qué tal va.

Esta vez no fui en Ryanair, pues como tenía que llevar maleta, AirEuropa me salía unos pocos euros más caro. Aún así, el vuelo, como era el último, ya iba con retraso, así que llegué casi a las doce de la noche al hotel, lo justo para responder unos mails e irse al sobre.

Llegada al aeropuerto de Palma de Mallorca

Llegada al aeropuerto de Palma de Mallorca

Estuve en el hotel Palladium de Palma de Mallorca. La verdad es que se ve muy antiguo, pero por lo que me costó, desayuno incluido y con WiFi, no creo que se pueda pedir más. Lo mejor fue que la habitación tenía vistas a la catedral de Palma, aunque el ascensor, del estilo “Cuéntame” era muy original. Para activas las luces de la habitación, el llavero tenía como una especie de enchufe, que parecía un fusible gordo para activar el sistema.

Catedral de Palma desde el hotel Palladium

Catedral de Palma desde el hotel Palladium

Al día siguiente, en el ParcBit, tuve el evento, conjunto con Microsoft… yo presenté mis soluciones desde el punto de vista de la productividad y ellos presentaron el nuevo office y windows seven. Al ser en un auditorio, con micrófono y todo, al principio daba un poco de cosa, pero no me puse nervioso e hice la presentación tal y como esperaba: sin extenderme más y con los puntos principales, sin olvidar algún gag para hacerlo más ameno.

Finalizado el evento, fuimos a comer a una arrocería muy interesante. Parece que muchos medios de comunicación también van por allí y pudimos ver a uno de los cargos de cierta emisora de radio muy vinculada a la Iglesia, acompañado de un alto representante de ésta… me sorprendió que esta persona vaya a comer a un restaurante de más de 25€ por cabeza…

Esa misma tarde cogí el avión de vuelta y el resto de semana ha sido más o menos tranquila, con visitas pero ya en Madrid. También aproveché para preparar una demo que haremos en un evento conjunto dentro de un par de semanas con tokens de autenticación y certificados, pero ya contaré más adelante los detalles.

Para terminar, el fin de semana ha sido bastante tranquilo. Aprovechando para ver películas que tenía ganas e ir mirando las futuras vacaciones de verano, que siempre se me adelantan y me toca coger lo que queda.

En Zaragoza y de cumple

Esta semana ha empezado fuerte tras las vacaciones: con un viaje relámpago a Zaragoza el martes.

Antes de vacaciones, ya había dejado todo planificado, así que sólo fue confirmarlos el lunes y el martes, a las 6:00 salí hacia allí en coche. Podría haber ido en AVE, pero, respecto a dormir tampoco habría supuesto mucha diferencia, además, yendo en coche tengo más libertad de moviento.

El resto de la semana, más o menos normal. Hay menos frentes abiertos que a final de trimestre, pero las guerras están ahí. Lo bueno es que este trimestre hemos hecho la cuota, pues llevaba in tiempo sin lograrlo (en las puertas, pero sin llegar), así que me ha sabido a gloria y una recompensa a todo el trabajo realizado.

Este sábado ha sido mi cumple y como ya me han dicho por Facebook, ahora soy triple-X, así que cuidadín. Para “celebrarlo” a modo de homenaje y nos fuimos a Guadalajara, a la pastelería Hernando, a comprar unos bizcochos borrachos. Hacía años que no los comía… Excelentes.

También estuve buscando el Motorola Milestone o Motodroid, pero sólo parece que lo tienen en Mediamarkt, así que esperaré a que lo haya en más sitios, pues prefiero, a igualdad de precio, comprarlo en cualquier otro sitio.

El domingo ya tuve la celebración familiar, así que nos fuimos al Dino’s, un italiano de la zona. La verdad es que ponen los platos muy abundantes… Tanto que tuvimos que pedir “tuppers” para llevarnos lo que sobró. Su negocio principal es la comida a domicilio, así que no les extrañó la situación. Lo bueno es que tengo ya la comida de mañana.

Para terminar, comentaré que he introducido a mi padre en el mundo de google latitude… Espero que lo use para bien y no me esté llamando a cada rato con “…oye, ¿Qué haces en tal sitio?…”

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Spring Break o Semana Santa

Por fin terminó el trimestre y nada mejor que justo con las vacaciones de Semana Santa o como dicen por otro lares, el Spring Break… También podríamos celebrar el Equinocio de Primavera, pero bueno, eso son otras historias.

El caso es que he tenido unos días libres (jueves y viernes) y la verdad es que no he hecho NADA, o como dirían los angloparlantes, he estado de “couch potato” total o mejor dicho, vegetando.

Lo único interesante fue una cena en una cena en el Abruzzi, del que ya he hablado en otros posts y, casualidades de la vida, nos encontramos allí con mi hermano, quien entró sin darse cuenta y finalizando ya se percató de nosotros. No penséis que nos hicimos los locos, nosotros estábamos sentados de espaldas a la puerta así que no nos dimos cuenta de nada.

He aprovechado para ponerme al día con House, terminar de ver The IT Crow y solucionar pequeños temas con el servidor.

Por cierto, lo olvidaba, el jueves pusimos en marcha el nuevo proyecto de Alicia, su nueva web, artesanía, donde podréis ver las cosillas que hace y, si procede, contactar con ella para ver cómo haceros con una de sus exclusivas creaciones. Pasad este enlace a vuestras/os conocidas/os y si decís que vais de mi parte, seguro que se puede llegar a un acuerdo…

Para terminar, os diré que de causalidad he descubierto wikiloc, una web donde publicar y descargar rutas para el GPS, ya sean paseos, senderismo, bicicleta…

Y ahora sí que termino, hoy, domingo, nos ha dado por ir a dar un paseo… a ver si esto se convierte en costumbre y nos movemos un poco más. Aproveché para tomar una fotillo:

A2 desde el puente de la Avenida de los Jesuitas

A2 desde el puente de la Avenida de los Jesuitas