Semana en Barcelona

Esta semana la he pasado casi entera fuera de casa, en Barcelona.

Todo surge con la fiesta de empresa (a la que llamaron Navidad Die Hard), este viernes 13. Pues bien, forzando unos proyectos de fecha, éstos se finalizan y cierran (lo que me debe dejar la semana que entra tranquila) y puedo estar allí, oh casualidad, en la fiesta de empresa.

La semana fue complicada, ya sabéis que me va la marcha, y cuando tengo excursión, el tiempo se exprime a tope. Uno de los días,  del jueves al viernes, la intervención duró hasta las 5:30 de la mañana, para luego a las 9 estar otra vez en la oficina. Eso sí, me fui pronto a dormir una siesta y tener algo de aguante para la fiesta de esa misma noche.

Se celebró en el MauMau, un local ciertamente alternativo. Tanto, que la comida parecía una mezcla entre happy meal y picnic typical Spanish: una caja con croquetas, tortilla, queso, pa amb tomaquet,… La verdad es que está claro que lo mejor fue la fiesta en sí misma y la compañía: todos los compañeros de la división nos hicimos fuertes en unos sofás. Parecíamos mafiosos controlando el catarro (ojo con meterse con los de networking).

Aquí la foto del delito:

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Traca final del verano

Ya sé que no se ha terminado, al menos desde el punto de vista ¿astronómico?, pero el curro ya ha empezado y eso implica lo peor: no tener apenas tiempo para uno mismo… Aunque, como digo muchas veces, las manos ociosas son el instrumento del demonio, así que estar ocupado evita males mayores.
Males mayores como un fin de semana de barbacoa total, inagurándolo en Cuenca y dando la traca final en Toledo. Menudo empacho, puff…  Pero estuvo bien, con buena compañía.
De dicho finde loco-barbacoa, a Barcelona, toda la semana, con intervención a deshoras incluida a las 3:30 a.m., pero salió bien, con tan sólo un par de cortes de 20 segundos. Espero no haber estropeado la compra online a nadie.
Para terminar la traca, este sábado estuvimos en Toledo, de forma casi imprevista, donde estuvimos dando una vuelta por el centro a la noche.
Por cierto, se me olvidaba, si buscáis hosting baratito con cuentas de email incluido, decidme, el domingo le configuré a un vecino un dominio, con web y correo por cuatro perras (no lo que yo cobro, sino el hosting), estoy por comprarme n dominios a estos precios.

De juzgados incompetentes a Mallorca

Esta semana, Alicia y yo fuimos al juzgado de Alcalá para ver si por fin nos dan ya la fecha para FIRMAR (sí, firmar los papeles, que nadie piense en un bodorrio con carroza y arroz) y, ¿cuál es la sorpresa?, pues que esa panda de inútiles que ahí trabajan (no se salva ni uno) han perdido los papeles… encima, el puñetero gordo perezoso que sólo se dedica a incubar sus almorranas, nos pide el justificante de haberlo entregado alguna vez… es decir, primero nos llama mentirosos y, de tener el papel que nos pide, podemos seguir hablando pese a “faltar dichos papeles”.

Subimos al registro y Alicia consigue, como favor-te-debo-la-vida, que nos fotocopien el papel que dice que sí hemos entregado lo que el retrasado mental antes mencionado nos había pedido. Total, que volvemos a verle y, como tienen mucho que hacer, ya no nos pueden atender y nos dicen que nos llamarán a lo largo de la mañana. En fin, como decía Alicia, estos son los que dan mala fama al resto.

Sobre las 13:30 me llaman para decir que la declaración jurada que hemos presentado no vale, pues Alicia no aparece empadronada en el piso que dimos como dirección, sino donde vivíamos antes y que la fiscal (que no debe tener mucho curro) ha tirado atrás… Me entran los mil males y les digo que por su inutilidad llevo 6 meses de retraso para firmar un papel de mierda y que si piensan, para hacer tanta averiguación, que si esto lo hacemos por conveniencia, que no es cubana ni norcoreana para armar tanto lío. La pendeja parece que se le quita la chulería y se compromete a indicarlo a la tontolaba (alías la fiscal) y que llamaría en lo que queda de semana. Estamos a domingo y sigo a la espera. Mañana llamaré, a ver si es que lo que ha perdido esta vez es el cerebro.

Al día siguiente, viaje de ida y vuelta a Barcelona. Con el Mobile World Congress, ya me pensaba en lo peor (todo hasta arriba), y con posibilidad de lluvia de un 70% lo hacía todavía menos agradable, pero bueno, al final  no tuve problema y el día estuvo bien. Además, la gente de Vueling me adelantaron el vuelo gratis, lo que se agradece en una “low-cost” (aunque por el servicio que da, no se merece este apelativo). Sinceramente, dudo que otras no low-cost, sean capaces de dar ese nivel de servicio aún cobrando hasta 5 veces más.

Para terminar la semana, fui a Mallorca. Allí sí que había estado lloviendo y por la tarde se puso a llover cuando venía el taxi a por mi, lo que hacía complicado ir a buscarle, pues el ParcBit (parque tecnológico) todavía no lo dominan los taxistas y no sabía muy bien dónde le estaba esperando. Lo peor del viaje fue la vuelta, en la dichosa RyanAir. Evito a esa compañía tanto como puedo, pues es lo peor de lo peor. Esta vez se pusieron a comprobar todas las maletas de forma exhaustiva con una caja metálica: si no cabe, pagas 35 euretes. Pues bien, por un par de centímetros, mi trolley no entró (pese a sobrarle en las otras dos dimensiones), así que a pargar toca. La verdad es que me da igual, pues no es mi problema, pero me fastidió que sólo se pueda pagar en metálico, cosa que no suelo llevar encima… ¿por qué no lo pasan a la tarjeta del boleto?, ¿no es posible pagar con tarjeta?. Está claro que el truco es una maleta larga y estrecha que no una pequeña y un poco ancha (las ruedas no pasaban).

El fin de semana ha sido muy tranquilo, prácticamente una cura de sueño. Con los vuelos de los últimos días, he estado madrugando bastante, así que pocas ganas tenía de ir por ahí. El sábado fuimos a cenar otra vez al Chacabuco con unos amigos y ya pedimos la pizza grande (eso sí, a repartir entre cuatro).

En Barcelona y de puente

La semana pasada terminamos el roadshow por España y en esta comenzaron los trainings. Como de costumbre, hemos hecho dos, uno en Barcelona y otro en Madrid.

Para variar, el viaje a Barcelona se confirmó el día anterior… el training no, mi viaje a Barcelona, pues la idea es que según el número de reuniones que consiga planificar, voy o no el día antes. El mismo lunes por la tarde me salieron un par de reuniones más, así que, el martes a Barcelona a reunirme.

Torre de comunicaciones de Tres Torres

Torre de comunicaciones desde Tres Torres

Tuve unas cuantas reuniones y hasta una “conference” ese mismo día. Le pedí al cliente, con el que tengo confianza, que me dejara tener la conference desde allí para que no me pillara en el metro (no cojo taxi para ir desde la última reunión al hotel… entre reuniones sí, pero para terminar no hace falta). El el hotel, a descansar un poco. La verdad es que había madrugado mucho, sin desayunar y aunque no comí mal, cené a las ocho en un “frankfurt” (venden salchichas alemanas) que se suponía me habían recomendado, luego resultó que fui a otro distinto:

Salchicha en un frankfurt

Salchicha en un frankfurt

Al día siguiente, training, no sin problemas, pues el proyector llegó con retraso (esta gente de Spanair, retrasaron al colega del Distribuidor que lo traía), así que, a ver qué me podía inventar mientras. Finalizado el curso, nos fuimos a la nueva terminal a coger el avión de vuelta. Por cierto, menos mal que no es como la T4 de Madrid, si que la T1 de Barcelona tiene cuatro brazos, por lo que los tres cambios de puerta que nos hicieron sólo tuvimos que movernos en el mismo brazo. En la T4 de Madrid, la caminata podría ser infinita.

T1 en Barcelona

T1 en Barcelona

Al día siguiente, jueves, tocó training en Madrid. Por cierto, hay una nueva ruta hacia la M11, que pasa desde Paracuellos por un túnel bajo la nueva T4.

Siguiendo con el título de la entrada, he estado de puente. Con el roadshow todo el mes pasado, el puente de la Almudena (9 de Noviembre) en Madrid no lo cogí, cambiándolo por el día 7 de este mes. El sábado estuvimos de cumpleaños y el lunes nos dimos una vuelta por Madrid, donde pudimos ver el alumbrado navideño:

Arbol de Navidad en Plaza de España

Arbol de Navidad en Plaza de España

Luces en Gran Vía desde Plaza de España

Luces en Gran Vía desde Plaza de España

Luces de Navidad en Gran Vía

Luces de Navidad en Gran Vía

Luces de Navidad en Calle Alcalá

Luces de Navidad en Calle Alcalá

De Barcelona a Lisboa y luego al hospital

Esta semana ha comenzado muy temprano. A las 3:30 sonaba el despertador un lunes para ir al aeropuerto y pillar el primer vuelo a Barcelona. Una vez allí, todo el día de reuniones, hasta llegar al hotel y descansar un poco. Aprovechando para cenar con un “compañero” (no trabaja en mi misma empresa, pero colaboramos mano a mano) de trabajo. Por cierto, sí, comí en un chino, para variar.

Al día siguiente, seguimos en Barcelona, pero con un training de la nueva versión del producto. El training bien: esta vez nadie hizo preguntas “surrealistas” (como “… ¿se pueden bloquear canales de TDT con un firewall?…”). La única pega es que tuve que salir pitando de allí por la tarde, pues el último avión hacia Lisboa salía demasiado temprano. Por cierto, con la fusión de Vueling y ClickAir, Iberia mete a pasajeros en Vueling y no se les cae la cara de vergüenza. Yo prefiero Vueling, pues Iberia te trata igual o peor y encima vale con diferencia mucho más.

Ya en Lisboa, el hotel que suelo coger estaba ocupado, pero encontré otro relativamente cercano y que según booking estaba bien. Al llegar, para empezar había bares con mucho neón, de esos que están cerrados y hay que llamar (no sé si me explico). El caso es que era un casa vieja, típica de la zona, aunque la puerta de cristal era muy moderna. Llego a recepción y mientras estoy pagando, veo que hay una puerta que pone “WC” y me entran los mil males: ¿No hay baño en la habitación?, ¿es compartido?.

Pues bien, con los ojos como platos pensando en dónde me he metido, me enseñan la habitación, que da a la pequeña recepción y sólo veo una puerta de armario y otra con cerradura sin pomo. Una vez me dejan ahí, abro el armario y sólo hay perchas, así que me acerco a la otra y resulta ser corredera y lo que parecía una cerradura no lo es, así que no hay problema, sí tengo baño en la habitación. El hotel se llamaba Hotel Inn Fashion Lisboa.

Para cenar, esta vez solo y ya tarde fui a donde seguro que hay algo que me gusta: un Telepizza. Lo curioso es que todos los que estábamos allí éramos españoles. Justo debajo, hay un restaurante de francesinhas que habría recomendado al resto, pues imagino deben estar buenas, pero como el queso y embutidos no son lo mío, prefiero no probarlas.

Al día siguiente training. Sin problemas, con gente certificándose, todo a tiempo, así que muy bien, salgo contento hacia el aeropuerto a esperar por el vuelo de vuelta a casa.

El jueves, aunque lo tenía libre, mientras no fuera al hospital, podía hacer alguna cosilla, así que aproveché para llamar a unos clientes, ir a una conference con los compañeros y a llevar a mi padre al hospital, en Arturo Soria. Allí, mientras esperábamos, pues se retrasó bastante, propuse ir al museo africano “Mundo Negro”, que estaba justo al lado, pero a nadie le interesó la idea.

Tras más de dos horas de retraso, comenzó la intervención, fuimos a tomar un café y esperar. Lo gracioso de todo es que nos llaman para decir que no tienen fajas (era una operación de hernia abdominal) y que tenemos que comprar una, en el Arturo Soria Plaza, a precio de oro.

Terminada con éxito la intervención volvemos a casa, pasando el viernes como cualquier otro, con la diferencia de ir a la clínica a recoger a mis padres a última hora de la tarde, tras ser dado de alta.

Por cierto, el sábado fuimos a cenar al Vips con unos amigos y tienen menú para celiacos, pero la verdad es que tiene muy poca variedad.

Por fin vacaciones (XI)

Hoy hemos ido a Barcelona, donde el primer destino ha tratado ser el Parque Güell, por aquello de ver las “lagartijas” raras que tiene, pero ha sido imposible, por más vueltas que hemos dado no hemos podido aparcar por la zona, pues el parking que hay lo tenía cerrado la Guardia Urbana, pero he podido comprar un imán con forma para mi.

Con el cabreo inicial, fuimos a la Plaza de Cataluña, donde aparcamos en el parking del centro comercial Triangle. Tras un paseo por la zona, fuimos a comer a La Tramoia. Ya lo conocía, pues había ido en una cena con el trabajo, pero esta vez tocó con Alicia. Como siempre, muy bien, excelente.

De allí fuimos a la Universidad, muy cerca de allí, andando, cogimos el metro y nos plantamos en la Sagrada Familia. Ya la había visto hace algún tiempo, pero esta vez, de vacaciones, la pude ver con más calma. La verdad es que se nota bastante el color de la piedra de las zonas nuevas y las antiguas. Íbamos a entrar pero la cola que había y el precio abusivo (para ver una obra, a día de hoy) nos hicieron desistir.

Andado llegamos a Glories, para ver la torre Agbar, que siempre es curioso y ver esa zona de la Diagonal, donde se puede ver gente con extraños monopatines.

Otra vez en metro llegamos al punto origen del día, pero con rumbo hacia las ramblas. Como ambos ya habíamos estado y el sitio está hasta arriba de gente, tras ver el mercado de la Boquería, fuimos al barrio gótico, pues eso sí que no lo conocía Alicia. Yo estuve por la zona hace algunos años con Emilio, un compañero del trabajo cuando estuvimos con un proyecto Sant Cugat… Alicia descubrió una zona donde vendían abalorios y rollos de los pendientes que hace, así que, tocó ir de compras por todas las tiendecillas.

Una vez llegamos a Colón, vuelta atrás, con más calma, pero ya con destino al coche, para volver y cenar en la casa rural.

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Tiempo sin postear…

Sí, desde la caída del server, no he vuelto a publicar nada… ya hace algún tiempo que no cuento mis peripecias viajeras.
La última fue un viaje relámpago a Olot, viaje de ida y vuelta en el día. Para la mayor parte del trayecto, hasta Barcelona, fui en avión. Como siempre, Vueling muy bien, pero ahora en Barcelona, con el cambio de terminal (una lástima, tenían la terminal C en exclusiva, pero ahora está cerrada) es un poco más rollo. Para ir de Barcelona a Olot, alquilé un PepeCar, pero como todo esta cogido y los precios era excesivos, me decanté por una fragoneta… sí, fragoneta en estado puro, sin retrovisor interno, sólo los laterales.
El viaje de Barcelona a Olot fue sin problemas, pues todo es autovía, pero por una nueva que no viene ni en Google Maps ni en Ovi Maps… así que todo el rato “campo a través”. Mi idea era haber visto varios clientes, pero la reunión se alargó y me tuvieron por allí en exclusiva.
El stress surgió a la vuelta: el GPS, como no conocía la nueva autovía, me mete por la “antigua”; una carretera casi puerto de montaña. Yo que había calculado la vuelta por la ruta de ida (que me ahorró más de media hora), ahora iba un poco agobiado para dejar la furgo (pues sólo están hasta las 20:00). Finalmente, llegué bien, dejé el carromato (que además, con un par, sin seguro adicional…) y pude ir al aeropuerto.
Tras ese viaje, me cogí unos días de vacaciones en los que aproveché para hacer bastantes cosas:
1) Ir al juzgado a comenzar los trámites matrimoniales. Hace algún tiempo hicimos la solucitud y el miércoles 22 tocó ir para allá a firmar, además de llevar un par de testigos (gracias a Sara y Antonio!). No os penséis que es boda, simplemente es el trámite previo para dar fé de que nos podemos casar.
2) Fuimos a la Warner, donde hicimos muchas fotos… pero todavía estoy esperando que Alicia las cuelgue (a ver si por aquí se da por aludida). En cuanto publique las foticos, comentaré la experiencia por dicho parque temático. Por ahora adelanto: muchísimo calor y sol.
3) Descansar.

Tras esos días de relax, vuelta a la carga. He estado spameando a diestro y siniestro y, creo que no ha ido nada mal, pues ha respondido bastante bien los posibles nuevos clientes. Sobre reuniones… la verdad es que un poco mal, pues ahora en verano, está todo el mundo de vacaciones y poca gente está disponible para reunirse.
Finalmente, aprovechando la tranquilidad del verano, he aprovechado junto con el mayorista a poner un sistema de WatchGuard online, para que cualquiera pueda “jugar” con él, pero hasta que no lime los últimos detalles, habrá que esperar para verlo.

Semana apretada

La semana comenzó con viaje a Lisboa, aunque en este caso, sólo un día y con vuelta no a Madrid, sino a Barcelona. En Lisboa, tocó otra vez Frango de Guia para comer… en breve me acabarán conociendo por allí. Para la cena, el aeropuerto de Lisboa tiene hasta Pizza Hut, así que ahí comimos.

En Barcelona estuve dos días, martes y miércoles, haciendo un poco “de turismo”. Para comer, desde un chino a un plato combinado (dependiendo del tiempo que tuviera), pero el martes, para la cena, fui a La Tramoia. El sitio está muy bien y toda la comida es a la brasa, pues tienen la cocina a la vista con una especie de barbacoas de carbón. Comí una hamburguesa de solomillo y unos huevos estrellaos. El sitio está cercano al Corte Inglés, a unos diez minutos de mi hotel, el Villarroel, lo que viene bien para darse una vuelta por la zona.

El hotel, parece interesante, pero tenía algunos problemas, como por ejemplo, un aire acondicionado muy ruidoso, una ventana que no cierra bien en la habitación y el agua caliente que sale tibia, pasando un poco de frío al ducharme. Por lo demás, es moderno y está bien, además de estar bastante céntrico, en una zona muy “divertida” (había muchas banderas arcoiris).

El miércoles cogí el tren en Sants hacia el aeropuerto. Esperando al avión (el último de Vueling, es decir, con una hora de retraso) vi a uno de los miembros del jurado de Factor X, Miqui. Con la espera, aproveché para comprar en las Duty Free (timabobos, es más barato en la calle muchas veces), una colonia para Alicia y, para la espera, un Jueves para mi.

De vuelta a casa, al día siguiente tocó darse una vuelta por Guadalajara, así que sólo he tenido el viernes para estar algo más tranquilo y poder cerrar temas pendientes… es más, hoy domingo estoy terminando el curso que tengo que dar mañana.

Ave a Barcelona

La semana pasada, para ir al Training de Barcelona, decidí coger el AVE y evitar los molestos controles de los aeropuertos.

Para entrar en la estación, únicamente hay que pasar las maletas por un scanner, no siendo necesario desnudarse como ocurre en los aviones. Además, puedes embarcar unos pocos minutos antes que la partida, así que no hace falta estar mucho tiempo antes en las estación (eso sí, si vas muy justo y los semáforos están en rojo, te arriesgas a no llegar como apures).

El viaje dura unas 3 horas, durante las cuales, te ponen una peli, tienes el bar (un par de bocatas de jamón, cerveza y cocacola por 17 €… ¡me los quitan de las manos oiga!).

Era la primera vez que iba en AVE, así que, no hacía más que recordar lo que me contaba la gente: es como si levitase, parece que va volando, no hay traqueteo…. ¡¡¡Y un pepino!!! Aquello se mueve como un barco, tanto a la ida como a la vuelta. Al andar por el pasillos, te tienes que agarrar a los asientos porque se pierde el equilibrio y mientras estás currando con el portátil, las manos se me iban de las teclas del vaivén que tiene.

Para terminar, en clase turista no está incluido el parking, que sólo vale 25 €/día, por lo que, según vaya a ser la estancia, quizás compense pillar un billete de Business (además de no tener a dos garrulos palurdos detrás pegando voces porque no se oyen entre ellos al llevar los auriculares puestos).

Más trainings

No, no me he olvidado del blog, pero estas dos últimas semanas han sido bastante movidas.

Como sabéis, la semana pasada tuve el training en Lisboa y esta, he tenido el de Barcelona y, en un momento, el de Madrid. Además, el domingo se fue Alicia.

En breve comentaré más detalles de las aventuras que me acontecen en los trainings y qué cosa nueva (y friki) he preparado en casa (naaa, en 10 minutillos ya estaba).