Minivacaciones y los controladores

En este acueducto, pues puente se queda corto con los cinco días (el martes, pues lunes y miércoles eran festivos nacionales), tenía previsto ir a Mallorca, a un hotel bastante chulo a un precio más que razonable (en parte es por una promo donde también tratan de venderte cosas…). El caso es que el viernes, por la tarde, terminado de trabajar, me entero que los controladores están descontrolados y me temo lo peor.

El sábado, en el aeropuerto, tras estar toda la noche anterior y durante la mañana viendo las noticias, no saben nada, hasta casi las doce, donde nos indican que los vuelos siguen cancelados hasta el domingo. ¿Y ahora qué hacemos?. No sólo estábamos Alicia y yo metidos en este berenjenal, sino también unos amigos (en total íbamos 5), así que:

1) Cancelar el hotel

2) Cancelar el alquiler de coche (afortunadamente, Antonio lo pilló con seguro)

3) Ver qué hacer

El paso tercero, Alicia se puso a buscar desde su móvil y en un momento ya estaba llamando para reservar habitaciones en Segovia, en una casa rural situada en Gallegos llamada “La Posada de Gallegos“. Mi idea era no ir al norte y buscar algo hacia el sur, debido a la nieve que podría haber o caer en estos días. Al final, pese a tener en objetivo una en Cáceres, al final acabamos yendo a la comentada.

Lo que es ir, fue sencillo, pues fuimos a casa de Antonio y como ya teníamos las maletas hechas, desde allí gestionamos las devoluciones con Iberia, reservamos en firme la casa y salimos pitando hacia allá.

A mitad de camino, bueno, es un decir, pero la hora se nos echó encima, paramos en El Vellón, donde estuvimos con una amiga de Alicia. De allí salimos hacia Gallegos, pero por ir siguiendo el GPS, acabamos subiendo por el puerto de Navafría, en vez de ir por la A-1 y luego desviarnos en la N-110. El GPS también nos jugó alguna mala pasada, mentiéndonos con el coche en plena nieve. Afortunadamente, salió sin problemas.

Ya allí, estuvimos en el salón de la casa, junto a la chimenea, muy acogedor, pero los otros huéspedes fumaban y se hacía un poco incómodo. También, los precios del restaurante eran algo caros, así que salimos a buscar algo para cenar en el pueblo. Finalmente, acabamos en otra casa rural, La Data, donde el restaurante tenía precios más asequibles, ya que los bares del pueblo, por algún motivo, no daban nada para cenar (no raciones, ni bocadillos, etc…).

Al día siguiente, fuimos al Palacio de Riofrío, el cual es poco conocido, y por tanto con menos gente. Al llegar, estaban los ciervos junto al camino de acceso y no tenían miedo del coche, así que pudimos verlos a muy pocos metros. Debo corregir, no eran ciervos (que los hay) sino gamos, que son como ciervos, pero más o menos como una cabra de grande. Lo comento porque me sorprendió lo pequeños que eran pese a tener toda la cornamenta y luego nos lo aclararon.

De allí fuimos al palacio de La Granja de San Ildefonso, donde aprovechamos para comer en el hotel que hay justo a la salida, Hotel Roma, donde el menú no tiene un precio descabellado y está bien. De allí estuvimos por los jardines, hasta que, ya cansados, cogimos el coche y vuelta a Gallegos, eso sí, pasando por TorreCaballeros, donde hay una tienda de cerámica (La Cija) que le gusta mucho a Alicia.

Por otro lado, como queríamos tener spa en la casa rural y la de Gallegos no tenía, además de ver casi todo lo que nos interesaba, decidimos cambiar de casa. Todo este plan, fue orquestado en la habitación, en la que también aprovechamos para cenar unos bocatas que compramos en un bar de camino. Evidentemente, la decisión de irnos al día siguiente no les sentó nada bien, pero bueno, al final no pusieron pegas.

A la mañana siguiente, tras desayunar, abandonamos la casa y nos fuimos a Pedraza. Desde mi punto de vista, uno de los pueblos medievales mejor conservados. Allí, lo primero que hicimos fue reservar para asegurarnos poder comer cochinillo/cordero sin problema. No recuerdo el nombre del restaurante, pero tenía un menú cochinillo y un menú cordero, a elegir (creo que fue el Restaurante Reberte, en la Calle Real).

Tras la comida, nos fuimos directos hacia Abejar, en Soria, al Hotel La Barrosa. Allí, ese en esa tarde nos fuimos a la piscina cubierta que tiene y la sauna. Más tarde, nos fuimos a cenar a un bar que está en el mismo pueblo, cercano al albergue. Pedimos sangría, pero parece que no es algo que lo pidan con asiduidad, así que tuvimos que buscar la receta en Internet. Nos tomamos unos bocatas y unas tres jarras de sangría, que además estaba bien cargadita. Como podíamos volver andando al hotel, no era un problema beber un poco más. Luego, estuvimos jugando a los chinos (o al “spoofing”, como le decimos en mi empresa), pero sin la angustia de quien pierda paga. Al final, llegamos al hotel y caímos rendidos a dormir.

Llegó el último día, saliendo hacia Santo Domingo de Silos, para ver misa en gregoriano en la abadía. La misa “normal” se hace a las 9:00 y, en festivos, a las 12:00 también, pero como llegamos un poco tarde, sólo pudimos ver una “sexta” a las 13:45 que duró unos 15 minutos. La verdad es que, aunque es menos espectacular que la misa, también es muy interesante. Desde allí, fuimos a Lerma, donde paramos para comer (en la Bodega San Blas, que no nos gustó) y ver el, ahora, Parador. Fuimos a los arcos y nos tomamos un café cerca del ayuntamiento.

Salimos por la tarde, todavía antes de anochecer hacia Madrid. Llegamos al puerto de Somosierra, por la A1, la niebla y la lluvia hicieron muy complicado seguir, así que despacito y poco a poco, pasamos la niebla sobre el kilómetro 50, llegamos al Plaza Norte donde habíamos quedado para reunirnos y cambiar de coche. Antonio se fue a su casa y Javier nos llevó, junto con Almudena, a Alcalá.

El miércoles, como de costumbre, día de reposo y mentalización para la semana que viene… aunque es corta.

Evento en Mallorca

La semana empezó con energía, pues el lunes tuve que coger un vuelo de noche (no podía ir antes pues tenía conference con los Product Managers) para ir a Mallorca. Mientras esperaba el avión, aproveché para sacarme una tarjeta de crédito que estaban con una promo… se supone que me dan un X% de las compras que haga con ella y gratis… ya veremos qué tal va.

Esta vez no fui en Ryanair, pues como tenía que llevar maleta, AirEuropa me salía unos pocos euros más caro. Aún así, el vuelo, como era el último, ya iba con retraso, así que llegué casi a las doce de la noche al hotel, lo justo para responder unos mails e irse al sobre.

Llegada al aeropuerto de Palma de Mallorca

Llegada al aeropuerto de Palma de Mallorca

Estuve en el hotel Palladium de Palma de Mallorca. La verdad es que se ve muy antiguo, pero por lo que me costó, desayuno incluido y con WiFi, no creo que se pueda pedir más. Lo mejor fue que la habitación tenía vistas a la catedral de Palma, aunque el ascensor, del estilo “Cuéntame” era muy original. Para activas las luces de la habitación, el llavero tenía como una especie de enchufe, que parecía un fusible gordo para activar el sistema.

Catedral de Palma desde el hotel Palladium

Catedral de Palma desde el hotel Palladium

Al día siguiente, en el ParcBit, tuve el evento, conjunto con Microsoft… yo presenté mis soluciones desde el punto de vista de la productividad y ellos presentaron el nuevo office y windows seven. Al ser en un auditorio, con micrófono y todo, al principio daba un poco de cosa, pero no me puse nervioso e hice la presentación tal y como esperaba: sin extenderme más y con los puntos principales, sin olvidar algún gag para hacerlo más ameno.

Finalizado el evento, fuimos a comer a una arrocería muy interesante. Parece que muchos medios de comunicación también van por allí y pudimos ver a uno de los cargos de cierta emisora de radio muy vinculada a la Iglesia, acompañado de un alto representante de ésta… me sorprendió que esta persona vaya a comer a un restaurante de más de 25€ por cabeza…

Esa misma tarde cogí el avión de vuelta y el resto de semana ha sido más o menos tranquila, con visitas pero ya en Madrid. También aproveché para preparar una demo que haremos en un evento conjunto dentro de un par de semanas con tokens de autenticación y certificados, pero ya contaré más adelante los detalles.

Para terminar, el fin de semana ha sido bastante tranquilo. Aprovechando para ver películas que tenía ganas e ir mirando las futuras vacaciones de verano, que siempre se me adelantan y me toca coger lo que queda.

De juzgados incompetentes a Mallorca

Esta semana, Alicia y yo fuimos al juzgado de Alcalá para ver si por fin nos dan ya la fecha para FIRMAR (sí, firmar los papeles, que nadie piense en un bodorrio con carroza y arroz) y, ¿cuál es la sorpresa?, pues que esa panda de inútiles que ahí trabajan (no se salva ni uno) han perdido los papeles… encima, el puñetero gordo perezoso que sólo se dedica a incubar sus almorranas, nos pide el justificante de haberlo entregado alguna vez… es decir, primero nos llama mentirosos y, de tener el papel que nos pide, podemos seguir hablando pese a “faltar dichos papeles”.

Subimos al registro y Alicia consigue, como favor-te-debo-la-vida, que nos fotocopien el papel que dice que sí hemos entregado lo que el retrasado mental antes mencionado nos había pedido. Total, que volvemos a verle y, como tienen mucho que hacer, ya no nos pueden atender y nos dicen que nos llamarán a lo largo de la mañana. En fin, como decía Alicia, estos son los que dan mala fama al resto.

Sobre las 13:30 me llaman para decir que la declaración jurada que hemos presentado no vale, pues Alicia no aparece empadronada en el piso que dimos como dirección, sino donde vivíamos antes y que la fiscal (que no debe tener mucho curro) ha tirado atrás… Me entran los mil males y les digo que por su inutilidad llevo 6 meses de retraso para firmar un papel de mierda y que si piensan, para hacer tanta averiguación, que si esto lo hacemos por conveniencia, que no es cubana ni norcoreana para armar tanto lío. La pendeja parece que se le quita la chulería y se compromete a indicarlo a la tontolaba (alías la fiscal) y que llamaría en lo que queda de semana. Estamos a domingo y sigo a la espera. Mañana llamaré, a ver si es que lo que ha perdido esta vez es el cerebro.

Al día siguiente, viaje de ida y vuelta a Barcelona. Con el Mobile World Congress, ya me pensaba en lo peor (todo hasta arriba), y con posibilidad de lluvia de un 70% lo hacía todavía menos agradable, pero bueno, al final  no tuve problema y el día estuvo bien. Además, la gente de Vueling me adelantaron el vuelo gratis, lo que se agradece en una “low-cost” (aunque por el servicio que da, no se merece este apelativo). Sinceramente, dudo que otras no low-cost, sean capaces de dar ese nivel de servicio aún cobrando hasta 5 veces más.

Para terminar la semana, fui a Mallorca. Allí sí que había estado lloviendo y por la tarde se puso a llover cuando venía el taxi a por mi, lo que hacía complicado ir a buscarle, pues el ParcBit (parque tecnológico) todavía no lo dominan los taxistas y no sabía muy bien dónde le estaba esperando. Lo peor del viaje fue la vuelta, en la dichosa RyanAir. Evito a esa compañía tanto como puedo, pues es lo peor de lo peor. Esta vez se pusieron a comprobar todas las maletas de forma exhaustiva con una caja metálica: si no cabe, pagas 35 euretes. Pues bien, por un par de centímetros, mi trolley no entró (pese a sobrarle en las otras dos dimensiones), así que a pargar toca. La verdad es que me da igual, pues no es mi problema, pero me fastidió que sólo se pueda pagar en metálico, cosa que no suelo llevar encima… ¿por qué no lo pasan a la tarjeta del boleto?, ¿no es posible pagar con tarjeta?. Está claro que el truco es una maleta larga y estrecha que no una pequeña y un poco ancha (las ruedas no pasaban).

El fin de semana ha sido muy tranquilo, prácticamente una cura de sueño. Con los vuelos de los últimos días, he estado madrugando bastante, así que pocas ganas tenía de ir por ahí. El sábado fuimos a cenar otra vez al Chacabuco con unos amigos y ya pedimos la pizza grande (eso sí, a repartir entre cuatro).

De Lisboa a Mallorca

Esta semana ha sido un poco difícil: El martes tocó ir a Lisboa y el vieres, a Mallorca.

Para ir a Lisboa, lo típico, en avión, pero al volver… ¡en coche!. Salimos de allí sobre las 19h (local, es decir, las 20h aquí) y, entre recoger el coche del aeropuerto y tal… llegué a casa casi a las 4:00; ¡y al día siguiente currar!

Ayer viernes tocó ir a Mallorca. Habío ido hace muchos años y no recordaba los típicos molinos que se ven nada más aterrizar… de lo que no me acordaba es que TODA la gente que hay en el aeropuerto es ALEMANA… ¡con unas pintas!. No sé si viene lo mejor de cada casa o todos los alemanas son así (o yo me estoy volviendo un estirado).

Para ir a Palma (de Mallorca, aunque creo que ya no se puede decir), fui con Spanair… estuve por decirle al comandante,  pues tenía la cabia abierta al entrar, que no se le olvidara sacar los flaps. A la vuelta, también en avión, menos mal, pero con Air Europa… El avión petao, todo el mundo a lo suyo, parecía más un cercanía que otra cosa, pero bueno, al menos no había ningún gracioso con el móvil poniendo reguetón.

Ahora toca seguir ordenando la casa, ir a comprar, llevar los trajes al tinte… y el lunes, renovar el Carnet de Conducir, que se me caducó ayer (pensaba que el mes 10 era noviembre y no octubre).