Fibra hasta el salón

Hace un par de semanas, por las calles de alrededor, pude ver técnicos de Cobra metiendo cableado. Pensaba que estaban metiendo nuevas cajas o bien actualizándolas para VDSL, pero cuando también pidieron acceso a los portales ya me empecé a imaginar de qué iba todo: están tirando fibra.

Hace cuatro días, llame al 1004 y pregunté la cobertura, confirmando que era posible contratar fibra a 100Mbps. Dicho y hecho, vamos adelante y ayer a primera hora un técnico tiró el cable desde el rellano de las escaleras hasta mi salón. Al rellano llega una manguera que muere en una caja de reparto. De ahí sale un cable hasta mi salón, el cual fue, con una fusionadora, adecuadamente unido a la caja que ahora hace las veces de PTR, de la que sale un latiguillo SC monomodo de 1310nm.

Por otro lado, me han retirado el cobre, así que, ¿cómo se da la telefonía?. Para teléfono e Internet, la fibra muere en la ONT, una caja que siempre debe estar conectada a la electricidad y de la que sale la toma de teléfono y varios RJ45 para datos.

La telefonía alimenta una de las tomas de la casa, que recordemos me han desenchufado de la calle, así que la ONT alimenta el circuito interno del hogar permitiendo funcionar los teléfonos. Esto hace que sólo el bucle interno del hogar sea analógico. Todo lo demás es digital, así que espero nadie diga que se me escucha mal, porque puedo estar seguro al 100% que no será problema mío.

Finalmente, para Internet, me pusieron el típico router blanco, el cual sólo duró un par de horas desde que se fue el técnico, donde volví a poner el mio con tan sólo hacer un leve cambio: la interfaz PPPOE debe ir taggeada con el van id 6.

Lo más alucinante es tener un ping de hasta 10ms, con alguna lectura de 6. Respecto a la velocidad, en el test realizado por el técnico marco 94Mbps. En cualquier caso, por WiFi es complicado llegar a sacar el máximo partido. Incluso por cable, pasando por mi plc y switches, o solo llego a 55Mbps…tengo el cuello de botella dentro de casa.

Finde sin coche

Llevé el viernes el coche a la revisión típica. Además de la revisión en si, quería que le mirasen también un ruido que aumenta en un intervalo concreto de velocidades y, sobre todo, en las curvas. Es un ruido sordo, grave, que conforme se acerca a los 120Km/h empieza a notarse hasta que superando dicha velocidad deja de escucharse (o al menos las frecuencias que como humano puedo escuchar).

Hasta aquí todo bien, pero me comenta el taller que, según encienden el coche, le notan un ruido metálico que, basándose en su experiencia, implica problemas con la polea del cigüeñal. Buscando qué hace, veo que se encarga de absorber los golpes del compresor de aire acondicionado, para que no repercutan en el motor. Según comenta el taller, si no lo arreglo puedo romper motor en cualquier momento.

El coche ya tiene casi 10 años, pero más caro es comprar uno nuevo, así que seguiremos reparándolo. La broma se avecina bien cara, a lo que hay que añadir el IBI, impuesto de circulación, seguro del coche… Total, que las cuatro perras que Hacienda me ha devuelto, van todas a pagar estos “imprevistos” (sí, lo sé, los impuestos no son imprevistos).
Se supone que el martes estará… Veamos qué tal. Como decía el Neng, “… Mi coche es mi motor…”.

Bajamos de la nube

Pues eso… La nube, estuve mirando precios y se hacía bastante cara, así que, con un RaspberryPi y un adecuado particionado/uso de disco duro externo, creo que podré salir adelante.

Veamos cómo evoluciona y si esta aventura RaspberryPi llega a mejor puerto que la última, donde se me corrompió la SD un par de veces perdiéndose todo.

¡En la nube!

Me comentaron hace una semana sobre un ofertón de un servidor en la nube, así que sin pensarlo mucho, lo pillé. Ahora tengo el blog en la nube y estoy pensando qué más subir. Ya iremos viendo cómo sacarle más provecho.

Minivacaciones y los controladores

En este acueducto, pues puente se queda corto con los cinco días (el martes, pues lunes y miércoles eran festivos nacionales), tenía previsto ir a Mallorca, a un hotel bastante chulo a un precio más que razonable (en parte es por una promo donde también tratan de venderte cosas…). El caso es que el viernes, por la tarde, terminado de trabajar, me entero que los controladores están descontrolados y me temo lo peor.

El sábado, en el aeropuerto, tras estar toda la noche anterior y durante la mañana viendo las noticias, no saben nada, hasta casi las doce, donde nos indican que los vuelos siguen cancelados hasta el domingo. ¿Y ahora qué hacemos?. No sólo estábamos Alicia y yo metidos en este berenjenal, sino también unos amigos (en total íbamos 5), así que:

1) Cancelar el hotel

2) Cancelar el alquiler de coche (afortunadamente, Antonio lo pilló con seguro)

3) Ver qué hacer

El paso tercero, Alicia se puso a buscar desde su móvil y en un momento ya estaba llamando para reservar habitaciones en Segovia, en una casa rural situada en Gallegos llamada “La Posada de Gallegos“. Mi idea era no ir al norte y buscar algo hacia el sur, debido a la nieve que podría haber o caer en estos días. Al final, pese a tener en objetivo una en Cáceres, al final acabamos yendo a la comentada.

Lo que es ir, fue sencillo, pues fuimos a casa de Antonio y como ya teníamos las maletas hechas, desde allí gestionamos las devoluciones con Iberia, reservamos en firme la casa y salimos pitando hacia allá.

A mitad de camino, bueno, es un decir, pero la hora se nos echó encima, paramos en El Vellón, donde estuvimos con una amiga de Alicia. De allí salimos hacia Gallegos, pero por ir siguiendo el GPS, acabamos subiendo por el puerto de Navafría, en vez de ir por la A-1 y luego desviarnos en la N-110. El GPS también nos jugó alguna mala pasada, mentiéndonos con el coche en plena nieve. Afortunadamente, salió sin problemas.

Ya allí, estuvimos en el salón de la casa, junto a la chimenea, muy acogedor, pero los otros huéspedes fumaban y se hacía un poco incómodo. También, los precios del restaurante eran algo caros, así que salimos a buscar algo para cenar en el pueblo. Finalmente, acabamos en otra casa rural, La Data, donde el restaurante tenía precios más asequibles, ya que los bares del pueblo, por algún motivo, no daban nada para cenar (no raciones, ni bocadillos, etc…).

Al día siguiente, fuimos al Palacio de Riofrío, el cual es poco conocido, y por tanto con menos gente. Al llegar, estaban los ciervos junto al camino de acceso y no tenían miedo del coche, así que pudimos verlos a muy pocos metros. Debo corregir, no eran ciervos (que los hay) sino gamos, que son como ciervos, pero más o menos como una cabra de grande. Lo comento porque me sorprendió lo pequeños que eran pese a tener toda la cornamenta y luego nos lo aclararon.

De allí fuimos al palacio de La Granja de San Ildefonso, donde aprovechamos para comer en el hotel que hay justo a la salida, Hotel Roma, donde el menú no tiene un precio descabellado y está bien. De allí estuvimos por los jardines, hasta que, ya cansados, cogimos el coche y vuelta a Gallegos, eso sí, pasando por TorreCaballeros, donde hay una tienda de cerámica (La Cija) que le gusta mucho a Alicia.

Por otro lado, como queríamos tener spa en la casa rural y la de Gallegos no tenía, además de ver casi todo lo que nos interesaba, decidimos cambiar de casa. Todo este plan, fue orquestado en la habitación, en la que también aprovechamos para cenar unos bocatas que compramos en un bar de camino. Evidentemente, la decisión de irnos al día siguiente no les sentó nada bien, pero bueno, al final no pusieron pegas.

A la mañana siguiente, tras desayunar, abandonamos la casa y nos fuimos a Pedraza. Desde mi punto de vista, uno de los pueblos medievales mejor conservados. Allí, lo primero que hicimos fue reservar para asegurarnos poder comer cochinillo/cordero sin problema. No recuerdo el nombre del restaurante, pero tenía un menú cochinillo y un menú cordero, a elegir (creo que fue el Restaurante Reberte, en la Calle Real).

Tras la comida, nos fuimos directos hacia Abejar, en Soria, al Hotel La Barrosa. Allí, ese en esa tarde nos fuimos a la piscina cubierta que tiene y la sauna. Más tarde, nos fuimos a cenar a un bar que está en el mismo pueblo, cercano al albergue. Pedimos sangría, pero parece que no es algo que lo pidan con asiduidad, así que tuvimos que buscar la receta en Internet. Nos tomamos unos bocatas y unas tres jarras de sangría, que además estaba bien cargadita. Como podíamos volver andando al hotel, no era un problema beber un poco más. Luego, estuvimos jugando a los chinos (o al “spoofing”, como le decimos en mi empresa), pero sin la angustia de quien pierda paga. Al final, llegamos al hotel y caímos rendidos a dormir.

Llegó el último día, saliendo hacia Santo Domingo de Silos, para ver misa en gregoriano en la abadía. La misa “normal” se hace a las 9:00 y, en festivos, a las 12:00 también, pero como llegamos un poco tarde, sólo pudimos ver una “sexta” a las 13:45 que duró unos 15 minutos. La verdad es que, aunque es menos espectacular que la misa, también es muy interesante. Desde allí, fuimos a Lerma, donde paramos para comer (en la Bodega San Blas, que no nos gustó) y ver el, ahora, Parador. Fuimos a los arcos y nos tomamos un café cerca del ayuntamiento.

Salimos por la tarde, todavía antes de anochecer hacia Madrid. Llegamos al puerto de Somosierra, por la A1, la niebla y la lluvia hicieron muy complicado seguir, así que despacito y poco a poco, pasamos la niebla sobre el kilómetro 50, llegamos al Plaza Norte donde habíamos quedado para reunirnos y cambiar de coche. Antonio se fue a su casa y Javier nos llevó, junto con Almudena, a Alcalá.

El miércoles, como de costumbre, día de reposo y mentalización para la semana que viene… aunque es corta.

Frenos que chirrían

No podía dejar de comentar la última vez que he llevado el coche al taller: este viernes (aprovechando que lo tenía libre, tras todos los viajes de las últimas cuatro semanas).

Le chirriaban los frenos, así que me empecé a mosquear, pues este coche no tiene indicador de pastillas, por lo que antes de cargarme los discos también o tener problemas de frenadas (con el accidente que eso podría provocar) fui al taller a que le echasen un ojo.

Me dieron cita en la Renault de Alcalá a primera hora. Pensé que estaría en un rato, pero nada, me tuve que volver y no lo terminaron hasta por la tarde.

Lo mejor es que cuando llego a recogerlo, me dicen que el coche está perfecto, que las pastillas me durarán hasta la próxima revisión y que no es en absoluto necesaria. Además, me hacen una “acción comercial” por lo que no me van a cobrar nada de nada y encima, me lavan el coche.

Les dije que hablaría de ellos, así que, aquí tiene post, pues cuando las cosas se hacen bien y el servicio es buen, creo que es importante comentarlo.

Nuevo miembro en la familia

Alicia llevaba tiempo queriendo tener un “bicho”. Como los perros no me gustan, está claro que tenía que ser un gato.

Una alumna, le contó que había tenido gatitos y se suponía nos iba a traer uno, pero como estaban asilvestrados, al final escaparon y no pudo ser. Alicia, como ya estaba animada, buscó en el segunda mano y encontró una señora que los regalaba (lo típico, si tienes gatos de raza los puedes vender, pero gatos “normales”, es complicado, así que o los regalas o…). Fuimos a su casa y ya sólo le quedaba una gatita, recién destetada que nos llevamos envuelta en una toalla.

Al día siguiente, la llevamos al veterinario, donde sus 400 gramos apenas opusieron resistencia al tratamiento de desparasitación y demás chequeos. Desde entonces, se ha ido integrando, ya no hace pis (¡¡NI CACA!!) donde no debe (en la cama nos ha hecho un par de gracias) y ahora, tras mes y medio, ya se empieza comportar.

Duerme con nosotros, por decir algo, pues si no le das cancha por la tarde, por la noche no para y no deja dormir a nadie. Le gusta meterse en medio, entre Alicia y yo, aunque ya se da cuenta que tiene que estar por fuera del edredón, donde tiene menos posibilidades de ser aplastada al darnos una vuelta durmiendo. No creáis que se aparta, si ves que te echas encima, empieza a maullar pero nada de moverse, no sea que pierda la “posturita”.

Yo creo que como la familia que la crió la tocaba mucho, ha crecido así desde pequeñita y es muy sociable, siempre tiene que estar donde estamos nosotros y busca que le hagas caso. Por las noches, cuando se “activa”, sólo quiere jugar a peleas, mordiendo las manos o bien persiguiendo sus ratones de juguete:

Ayer, la llevamos al veterinario, a por su segunda vacuna y por la tarde/noche le hizo reacción. Se puso toda hinchada y con fiebre, quejándose cada vez que la tocabas… la llevamos a dormir pero hoy ya está danzando de un lado para otro, atacándome las manos mientras escribo esto, pues ve los dedos moverse y eso le llama mucho la atención.

Finalizando el tercer trimestre de 2010

El título no es que sea muy ingenioso, pero es lo que, desde que he llegado de vacaciones, he estado centrado.

Lo único que he ido publicando desde las vacaciones han sido los post sobre ellas (y todavía quedan más por publicar), pues al contrario que otras veces, no los he ido escribiendo cada día, sino que los estoy redactando a posteriori, lo que me lleva mucho tiempo. Así es que no he actualizado nada de nada sobre lo que he estado haciendo últimamente.

Como todo fin de trimestre, vamos de cráneo, pero es cierto que se notan las vacaciones y, pese a que estamos a final de septiembre, se siguen notando… hay días que apenas llegan correos ni llamadas. La parte buena es que te da tiempo a terminar temas pendientes, pero no me gusta nada. Esperemos que la cosa cambie.

A principios de septiembre estuve por Zaragoza. Como de costumbre, fui en coche, pues para ir en AVE, al final tengo que salir a la misma hora de casa y, una vez allí, estoy a golpe de taxi, lo que según zona, es más o menos un problema (en Madrid están por todas partes).

Como hacía tiempo que no hacía acto de presencia por Portugal (las vacaciones no cuentan), estuve por allí el día 9, donde, increíblemente, tuve 6 reuniones en el día… Es de locos, ya que vas de una a otra corriendo con la lengua fuera. Lo mejor fue, fiel a mi costumbre, que comí en un chino (gracias a Google Maps y la tarifa roaming que tengo). Tal y como pasó en Lisboa hace tiempo, la salsa agridulce allí pica como demonios pinchándote la lengua con sus tridentes al rojo vivo. Una vez más, probad antes la supuesta agridulce. Del chino traté de pedir un taxi, pero no nos conseguíamos entender (creo que se iban pasando la llamada de uno a otro por manos libres del coche, se oía fatal), así que, a punto de pedir a alguien que lo hiciera (ya desesperado) llamé a otra compañía y no hubo más problema.

Tras la última reunión, hubo una cosa muy curiosa que vi en la calle (este enlace es antes del graffiti):

Agotando el mundo

Agotando el mundo

Como parece que le cojo “morriña” a Lisboa, este jueves he vuelto por allí, aunque mucho más relajado, ya que esta vez fui a tiro hecho para una sesión especial con un cliente. EasyJet me avisó que podría haber problemas con el vuelo, por lo que estuve un poco atemorizado por la vuelta. Como siempre cojo el último de la tarde, sobre las 20:20 de allí. Al llegar al aeropuerto, todos los EasyJet (no sólo a Madrid) habían sido cancelados… afortunadamente, el mío seguía ahí, con su hora prevista. Parece que los franceses les ha dado por hacer huelga y había bastantes vuelos afectados. Finalmente, el vuelo salió sólo con media hora de retraso (generalmente es más).

Por cierto, en Lisboa, no pagar el ticket de parking tiene peor pinta que en Madrid:

Coche con cepo

Coche con cepo

En cuanto a salir por ahí, hemos tenido desde la inaguración del piso de alquiler de unos amigos que se han ido a vivir juntos, barbacoa familiar y, lo más destacable, Alicia y sus dotes de alcahueta, parece que una cena que organizamos en nuestra casa donde ella presentó a una amiga suya a un amigo nuestro va por buen camino… Por cierto, tendré que evitar el Diversia (fuimos a cenar con los amigos), no sé cómo lo hace, pero Alicia siempre acaba comprando alguna chorrada en el Vips de allí.