En el norte

Esta semana he estado en Santander y Gijón con el trabajo.

Para ir, cogí un vuelo de Ryanair, pues no hay muchas más alternativas a la ultra-cara Iberia. En Barajas había muchísima niebla, por lo que mediante megafonía (seguramente usando voz “sintética” de Loquendo) anunciaban que muchos vuelos estaban sufriendo retrasos. En el caso del mío, el retraso se debió a que el avión se dirigió a una zona entre las pistas donde, mediante camiones con mangueras, rociaron con agua caliente la zona de las alas. Imagino que era caliente pues desprendía mucho vapor.

Al llegar, el aeropuerto de Santander es muy pequeño, tanto, que van avisando cuándo pasar por el control de seguridad para no llenar el “lounge” de espera. Por otro lado, aunque hay un “finger”, todo el mundo va a pie al avión y sube por escalerillas.

Para poder moverme por la zona, alquilé un coche. Habia mirado Pepecar, Europcar, Hertz… pero la más barata, con diferencia era Avis. Además, tienen un servicio de recogida en el aeropuerto. El probleme viene en que lo que has pagado no incluye seguro, así que, si le pasa algo al vehículo, tienes una franquicia de 600 euros. Al final, con seguro ampliado, no difiere mucho de los otros (unos 55 euros día). Había cogido el modelo más económico, un Fiat pequeñín, pero me dieron un León diesel.

Frente al Santander

Frente al Santander

Tras la última reunión de la tarde, salí hacia Gijón, donde tenía el hotel. Pese a que Google Maps indicaba dos horas y todo parecía autovía, hay un tramo que es carretera normal. Si a eso le sumamos que era noche cerrada, no conozco la carretera y que se me da muy mal las carreteras convencionales, tardé algo más. Por otro lado, al llegar a Gijón, el GPS se puso loco y di muchas vueltas. Al final, llegué al hotel Pasaje (30 euros en booking.com), justo enfrente del puerto y muy cerca del parque que tiene el “WC de King Kong” (o el Elogio del Horizonte).

En el puerto de Gijon

En el puerto de Gijón

Al día siguiente, más reuniones y salir pitando a Santander a otra más, justo antes de dejar el coche y volver al aeropuerto a coger el vuelo y de vuelta a Madrid, pero ya para cenar en casa tranquilamente.

Volviendo de Santander

Volviendo de Santander

Como curiosidad en la vuelta, nada mas aterrizar, sono una fanfarria de esas que, en los dibujos suenan en carreras o hipodromos, indicando que habíamos llegado puntuales, como el 90% de los vuelos de Ryanair… qué raro, todos los que hice con ellos fueron de ese 10% restante.

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